La huelga general convocada para hoy en Portugal es la primera desde 1934

Portugal vive hoy su primer día de huelga nacional, acontecimiento sin precedente en la memoria de los portugueses, ya que el último intento, que tuvo lugar en 1934, se saldó con un fracaso y una severa represión.

El paro de veinticuatro horas decretado por la CGT, sindicato de mayoría comunista, ha ido adquiriendo progresivamente las dimensiones de un grave enfrentamiento político. La manipulación de la huelga por el Partido Comunista portugués (PCP), por un lado, y por el Gobierno y los partidos que lo apoyan, por otro, ha alcanzado grandes proporciones.Los comunistas, fuertemente imp...

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Portugal vive hoy su primer día de huelga nacional, acontecimiento sin precedente en la memoria de los portugueses, ya que el último intento, que tuvo lugar en 1934, se saldó con un fracaso y una severa represión.

El paro de veinticuatro horas decretado por la CGT, sindicato de mayoría comunista, ha ido adquiriendo progresivamente las dimensiones de un grave enfrentamiento político. La manipulación de la huelga por el Partido Comunista portugués (PCP), por un lado, y por el Gobierno y los partidos que lo apoyan, por otro, ha alcanzado grandes proporciones.Los comunistas, fuertemente implantados en el aparato sindical, se han movilizado a fondo para asegurar el éxito de la huelga. Coherentes con su estrategia, que consiste desde hace bastantes meses en aprovechar las contradicciones que existen dentro del Partido Socialista Portugués (PSP) para capitalizar en su provecho el descontento popular creciente, debido a las dificultades económicas y a la política de contención salarial del Gobierno, han proporcionado a éste el pretexto para desencadenar una verdadera cruzada anticomunista.

Con el argumento de que la huelga es un intento de asalto al poder por parte del PCP, ministros y dirigentes políticos de Alianza Democrática han multiplicado las llamadas a la movilización popular en torno al Gobierno. Conscientes de la poca popularidad del Gobierno y de su política, los responsables gubernamentales no centran sus ataques contra el auténtico objetivo de la huelga, que es provocar la caída del Ejecutivo, sino contra la obstrucción comunista a la revisión constitucional.

Más delicada es la situación del PSP y de los dirigentes socialistas y socialdemócratas de la central reformista UGT. Estos últimos no pueden olvidar que tienen en preparación una huelga general contra la política laboral del Gobierno.

De aquí que se limiten a no apoyar la huelga, denunciando, de paso, los métodos "antidemocráticos y anticonstitucionales" del PCP. Mario Soares acusa incluso al PC de haber proporcionado al Gobierno Balsemao un inesperado balón de oxígeno, y lo cierto es que han quedado suspendidas hasta "después de la huelga" todas las cuestiones pendientes en el seno del Ejecutivo y de su mayoría parlamentaria.

La huelga de 48 horas, ayer y hoy, del Sindicato Autónomo de Ferrocarriles, considerado de orientación democristiana, parece indicar que existen otras fuerzas, además de los comunistas, interesadas en hacer llegar al Gobierno a una situación de caos laboral.

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