La Prensa portuguesa refleja un clima de intranquilidad en plena tregua navideña

La vida política portuguesa atraviesa un período de reposo: el primer ministro, Francisco Pinto Balsemào, realiza una visita privada a España, y el Parlamento no volverá a reunirse hasta principios de enero. No obstante, la Prensa sigue mostrando un clima de intranquilidad a pesar de la tregua navideña.

Las recientes declaraciones del secretario general del Partido Socialista (PS), Mario Soares, y del consejero de la Revolución, Melo Antunes, continúan polarizando los comentarios periodísticos.Rompiendo el silencio que observaba desde hace mucho tiempo, el teniente coronel Melo Antunes,...

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La vida política portuguesa atraviesa un período de reposo: el primer ministro, Francisco Pinto Balsemào, realiza una visita privada a España, y el Parlamento no volverá a reunirse hasta principios de enero. No obstante, la Prensa sigue mostrando un clima de intranquilidad a pesar de la tregua navideña.

Las recientes declaraciones del secretario general del Partido Socialista (PS), Mario Soares, y del consejero de la Revolución, Melo Antunes, continúan polarizando los comentarios periodísticos.Rompiendo el silencio que observaba desde hace mucho tiempo, el teniente coronel Melo Antunes, presidente de la comisión constitucional -considerado por muchos como el principal dirigente político de la izquierda militar portuguesa- tuvo el mérito de decir abiertamente, en una entrevista al semanario Temoignage Chretien, lo que muchos políticos, de varios partidos, confiesan en privado desde hace meses.

Para Melo Antunes, el enfrentamiento entre dos poderes, que resultan igualmente del sufragio universal -mayoría gubernamental y presidencia de la República-, ha llevado a Portugal a un callejón sin salida, y ya que el Parlamento no dispone de poderes para destituir al jefe del Estado, este debe hacer uso de los suyos para disolver la Asamblea y convocar nuevas elecciones.

Melo Antunes parte del supuesto de que estas elecciones darían de nuevo la mayoría a los partidos de izquierda -socialistas y comunistas-, y de que existen condiciones para que estos dos partidos encuentren una plataforma de acuerdo capaz de retomar el curso de las transformaciones progresistas de la sociedad portuguesa, emprendidas en 1974.

En lo que es considerado por los sectores progubernamentales y de derecha como una respuesta al "plan Melo Antunes", Marió Soares escogió una vía indirecta para refutar las afirmaciones del consejero de la Revolución.

Aprovechando el caso polaco, el dirigente socialista se esforzó en demostrar la imposibilidad de un acuerdo entre comunistas y socialistas portugueses. Para él, el Partido Comunista "no es un partido de izquierda", sino tan sólo "el agente del imperialismo soviético" y corresponde al "socialismo democrático" demostrar que "no tiene nada que ver con este modelo comunista".

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Los acontecimientos de Varsovia son, para Mario Soares, un "asunto interno portugués", en la medida en que demuestran los verdaderos objetivos de Alvaro Cunhal, máximo dirigente del PC, y de "sus satélites".

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