El Gobierno vasco califica de confuso el comunicado de Iberduero sobre la central nuclear de Lemóniz

El Gobierno vasco calificó ayer de confuso el comunicado que Iberduero remitió el pasado sábado a los medios de comunicación en torno a los problemas que existían para la puesta en marcha de la central nuclear de Lemóniz, y señaló en su nota, distribuida a la Prensa, que los planteamientos de la empresa propietaria adolecen de falta de compresión de la realidad socio-política que rodea a la central. En este documento el Ejecutivo vasco recuerda a la empresa Iberduero que, a diferencia de otros tiempos, en un sistema democrático las decisiones políticas pueden diferir de los deseos de una socie...

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El Gobierno vasco calificó ayer de confuso el comunicado que Iberduero remitió el pasado sábado a los medios de comunicación en torno a los problemas que existían para la puesta en marcha de la central nuclear de Lemóniz, y señaló en su nota, distribuida a la Prensa, que los planteamientos de la empresa propietaria adolecen de falta de compresión de la realidad socio-política que rodea a la central. En este documento el Ejecutivo vasco recuerda a la empresa Iberduero que, a diferencia de otros tiempos, en un sistema democrático las decisiones políticas pueden diferir de los deseos de una sociedad mercantil.

El comunicado difundido a última hora de la noche del sábado pasado por la empresa eléctrica Iberduero en torno a la central nuclear de Lemóniz, en el que se insinuaba la posibilidad de detener las obras, ha provocado durante el fin de semana diversos pronunciamientos, entre los que destacan el del consejero vasco de Industria, Javier García Egocheaga, y el del líder del principal partido de la oposición parlamentaria en la comunidad autónoma, José María Benegas.Para García Egocheaba, no está justificado el tono de sorpresa que parece revelar la nota de Iberduero respecto al planteamiento del referéndum como paso previo a la puesta en marcha de Lemóniz, ya que en opinión del consejero vasco, la empresa eléctrica "conocía perfectamente, desde hace dieciocho meses, que el Parlamento de Vitoria había establecido ya un determinado procedimiento, que pasaba por la continuación de las obras, el debate parlamentario sobre las conclusiones de la Comisión de Encuesta y la petición de referéndum".

Este escalonamiento, según Egocheaga, "dados los condicionantes objetivos existentes, fue decidido en junio de 1980 en contra de las otras alternativas que entonces se barajaron y defendieron, como la de paralización inmediata de las obras, que por aquella época mantenía, por ejemplo, el PSOE".

Esos condicionantes objetivos -las irregularidades administrativas, sólo subsanadas después, y la ubicación de la central a pocos kilómetros del Gran Bilbao- han hecho, según García Egocheaga, que el debate "no se plantee, como en otros países, en los términos de sí o no a la energía nuclear, sino sí o no a Lemóniz. De ahí que, en este caso concreto, la alternativa del referéndum aparezca como la más razonable" y que "ignorar estos condicionantes signifique falta de sentido de la realidad".

Nota del Gobierno vasco

"El Gobierno vasco ha conocido por la Prensa un comunicado de Iberduero sobre la central nuclear de Lemóniz, en el cual se vierten conceptos confusos en cuanto a los planteamientos políticos y las posibles consecuencias de estos en el proyecto empresarial de Iberduero. A la vista de dicho comunicado, y con el objeto de aclarar la situación en tomo a este tema señala:

Cuando un problema económico, técnico o de otra naturaleza, como es el caso de Lemóniz, cobra carácter general y sensibiliza a la mayoría dé los ciudadanos, adquiere dimensión política y es asumido por los cauces de opinión y planteado en las instituciones representativas. No es correcto, por ello, considerar la vertiente política del problema de Lemóniz como una interferencia extraña a la problemática propia de la central.

Si el problema de la central nuclear de Lemóniz es un problema político, se debe, en gran manera, y entre otras consideraciones, a la forma en que se han desarrollado los hechos y se han tomado las decisiones de construcción de dicha central nuclear por varias instancias y, entre ellas, por la propia compañía.

El Gobierno vasco -y el partido que lo apoya- ha sido ajeno a tales hechos y decisiones. En realidad se ha encontrado ante un grave problema que afecta a la comunidad autónoma y que trata de encauzar, ponderando las ventajas e inconvenientes que a los ciudadanos reporta Lemóniz. En este sentido, cobran su dimensión auténtica el apoyo al dictamen parlamentario, la exigencia de auditoría y un adecuado plan de emergencia, la consulta popular y el control público sobre la central nuclear, planteamientos todos ellos que constituyen un posicionamiento claro ante la problemática de Lemóniz.

El Gobierno vasco, ya en el mes de abril, decía en un comunicado oficial, que existe alternativa energética realista a corto plazo, que no sea la nuclear. Pero ello no basta para que exija una serie de condiciones previas para dar su visto bueno definitivo al proyecto de Lemóniz.

La expresión por parte de Iberduero de graves preocupaciones, por planteamientos políticos, y el anuncio de medidas posteriores, denota una importante incomprensión del sistema democrático, en el que -a diferencia de otros tiempos-, las decisiones políticas pueden diferir de los deseos de una sociedad mercantil.

Las medidas que la sociedad pudiera adoptar, habrán de considerar, en primer lugar, la defensa del servicio público que a la sociedad ha encomendado, con prioridad sobre los derechos e intereses de la empresa, trabajadores y accionistas, por legítimos que éstos sean.

Por último, el Gobierno vasco encarece a la sociedad Iberduero que asuma la responsabilidad que le corresponde en su integridad, sin tratar de simplificar el problema, fragmentándolo en político y no político, ni de transferir injustificadamente sus problemas, exigiendo de las instituciones la respuesta exacta e incondicionada que, desde su perspectiva empresarial, lógicamente desea".

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