El propietario de una armería herido en atentado en estado de coma profundo

En estado de coma neurálgico permaneció anoche Manuel Hernández Seisdedos, propietario de una armería y tienda de deportes situada en Las Arenas (Vizcaya), en la que por la mañana fue herido de un tiro en la cabeza, disparado a quemarropa por dos jóvenes. Por las características de la munición empleada, en medios policiales se atribuye a ETA la autoría de este atentado.

Según ha podido saber EL PAIS, parece que a la tienda de la víctima acudían de cuando en cuando policías destinados en la comisaría de Guecho con el fin de adquirir munición o revisar sus pistolas reglamentarias.
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En estado de coma neurálgico permaneció anoche Manuel Hernández Seisdedos, propietario de una armería y tienda de deportes situada en Las Arenas (Vizcaya), en la que por la mañana fue herido de un tiro en la cabeza, disparado a quemarropa por dos jóvenes. Por las características de la munición empleada, en medios policiales se atribuye a ETA la autoría de este atentado.

Según ha podido saber EL PAIS, parece que a la tienda de la víctima acudían de cuando en cuando policías destinados en la comisaría de Guecho con el fin de adquirir munición o revisar sus pistolas reglamentarias.

Eran aproximadamente las 9.20 horas cuándo dos jóvenes entraron en la tienda M-2, situada en el número 9 de la calle de la Amistad, de Las Arenas, en el municipio vizcaíno de Guecho.

En el interior se encontraba su propietario, Manuel Hernández Seisdedos, de 33 años de edad, en compañía de sus dos hijas, de cinco y, siete años, a las que iba a acompañar al colegio Pedro Aresti donde trabaja su mujer. Por los testimonios de las dos niñas se ha sabido que, sin mediar palabra, uno de los dos jóvenes se acercó a aquel y a escasa distancia le disparó un tiro de pistola en la cabeza.

Según las primeras versiones policiales, parece que los agresores huyeron del lugar en un coche GS, en el que les esperaba una tercera persona al volante. Tras abandonar el vehículo en las inmediaciones del puente colgante, que une Las Arenas con Portugalete, se dirigieron a esta última localidad para continuar la huída en un R- 12 de color verde metalizado, matrícula BI-4064, y que, hacia las 8.20 horas, había sido robado a punta de pistola por dos jóvenes a su propietario José Roque López, en la e al le de San Nicolás, de este municipio.

El propietario del coche habría permanecido en el portamaletas hasta que sus secuestradores lo abandonaron en la calle de Buenavista, de Santurce. En el diario Eguin se había recibido, a las 9.30 horas, una llamada anónima que anunció el paradero del coche robado, en el que se indicó que había una persona en el maletero.

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Pocas esperanzas de salvar su vida

Minutos después del atentado, las dos hijas de la víctima se presentaron en el estanco situado frente a la tienda y le comentaron al propietario «que a su papá le habían pegado un tiro». Este dio aviso a la Policía Municipal y a continuación, en compañía del regente de una ferretería contigua, se dirigió a la armería, donde Manuel Hernández se encontraba tumbado boca arriba en el suelo. «Tenía los ojos abiertos y no presentaba aparentemente ningún disparo en el cuerpo. Al darle la vuelta vimos el tiro en la sien. Creí que estaba ya muerto».

Mientras un miembro de la Policía Municipal conducía a las dos niñas al colegio, el herido fue trasladado al hospital de Basurto, donde ingresó con parada cardíaca. Tras quince minutos de reanimación cardiovascular, recuperó las funciones hemodinámicas, pero persistía el coma neurológico de grado cuatro. Presentaba una herida por arma de fuego en la región mastoidea derecha, sin orificio de salida. Tras una intervención quirúrgica fue trasladado a la sección de reanimación. Los médicos que le atienden tenían anoche pocas esperanzas de salvar su vida. El último atentado mortal en el País Vasco se produjo el pasado 17 de octubre, en Santurce (Vizcaya). La víctima fue Santiago González de Paz, cabo primero de la Guardia Civil, asesinado de varios disparos de pistola efectuados por dos jóvenes, cuando la víctima se disponía a poner en marcha su vehículo, a la puerta de su domicilio.

Se rompía así la tregua aparente de tres meses en el País Vasco, donde el último atentado mortal se había producido el 10 de julio cuando un comando de ETA asesinó, en la estación de Basauri, al guardia civil jubilado Joaquín Gorjón. Un miembro del comando resultó herido en un tiroteo posterior con las fuerzas de seguridad y falleció el 14 de julio.

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