Reina la confusión en el juicio sobre el asalto a la Embajada española en Lisboa

El juicio que desde hace un mes se sigue contra doce militares, acusados de pasividad delictiva ante el incendio de edificios diplomáticos españoles en el otoño de 1975, se está convirtiendo en un proceso contra el desorden y la anarquía que en aquel tiempo marcaba a la revolución portuguesa.Fiscales y defensores parecen fatalmente enredados para la reconstrucción de los hechos en la maraña de irregularidades, actos de indisciplina, competencias diluidas y falta de control claro sobre las fuerzas armadas en aquellos meses de signo radicalmente izquierdista de la revolución.

Los acus...

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El juicio que desde hace un mes se sigue contra doce militares, acusados de pasividad delictiva ante el incendio de edificios diplomáticos españoles en el otoño de 1975, se está convirtiendo en un proceso contra el desorden y la anarquía que en aquel tiempo marcaba a la revolución portuguesa.Fiscales y defensores parecen fatalmente enredados para la reconstrucción de los hechos en la maraña de irregularidades, actos de indisciplina, competencias diluidas y falta de control claro sobre las fuerzas armadas en aquellos meses de signo radicalmente izquierdista de la revolución.

Los acusados en el juicio son militares del Regimiento de Artillería de Lisboa (Ralis), al parecer la única fuerza operativa de que disponía el Comando de Operaciones del Continente (Copcon), el organismo medular armado de la revolución portuguesa.

Por lo que hasta ahora ha salido a la luz en el juicio, parece que el Copcon dio instrucciones al Ralis para que sus soldados protegieran las instalaciones diplomáticas españolas ante posibles manifestaciones violentas, previsibles por la ejecución de cinco terroristas en España.

El teniente coronel Vargas Cardoso, oficial de guardia del Copcon el 26 de septiembre de 1975, confirmó el miércoles en el juicio que, efectivamente, ordenó al Ralis, diez minutos después de la medianoche del día 26, que protegiera las instalaciones diplomáticas.

En la agenda que presentó ante el tribunal, el teniente coronel dijo que el capitán Ramalhete, del Ralis, a quien transmitió la orden, le contestó que "dudaba que la tropa la cumpliera". A las 0.45 horas del día 27 -35 minutos después de haber dado la orden de protección-, el teniente coronel asegura que le informaron por teléfono desde el Ralis de que "nadie quería cumplir la misión, ya que eso sería una medida de apoyo a Franco".

El caso es que las tropas del Ralis no salieron, y cuando la fuerza especial de comandos llegó a la plaza de España, a las cuatro de la madrugada del día 27, la residencia del embajador y la Embajada de España habían quedado totalmente destruidas.

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Los defensores han solicitado la comparecencia del entonces presidente de la República, general Costa Gomes, y del jefe del Copcon, general Otelo Saraiva de Carvalho.

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