Del tancredismo a la histeria

El mayor riesgo del momento presente no es tanto el tancredismo de la clase política como la histeria en el ámbito económico. Si peligrosa es la inacción y la indecisión para atajar los problemas, cuando aún es posible su solución, suicida es dejar crecer el miedo y la crispación ante una situación cuyo deterioro es progresivo e incontenible. Son demasiados los frentes en los jue están planteadas batallas cuyo resultado parcial condiciona el asentamiento de la democracia. Y demasiados son también los flancos por donde la desesperanza y la incitación pueden hacer mella en la convivencia. Sería ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El mayor riesgo del momento presente no es tanto el tancredismo de la clase política como la histeria en el ámbito económico. Si peligrosa es la inacción y la indecisión para atajar los problemas, cuando aún es posible su solución, suicida es dejar crecer el miedo y la crispación ante una situación cuyo deterioro es progresivo e incontenible. Son demasiados los frentes en los jue están planteadas batallas cuyo resultado parcial condiciona el asentamiento de la democracia. Y demasiados son también los flancos por donde la desesperanza y la incitación pueden hacer mella en la convivencia. Sería imperdonable que el juego de las ambiciones y las venganzas políticas primase sobre la sensatez y la coherencia. Pero aún más inadmisible sería que el efecto en la calle de las polémicas partidistas y los intereses personales degenerase en el descrédito de un sistema tan difícilmente alumbrado.La cadena interminable de despropósitos, casi nunca involuntarios, ha llegado a tal extremo que la situación psicológica del ciudadano de a pie, ante la evolución de los acontecimientos políticos, es de incredulidad e indignación.

5 de noviembre

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En