Un lugar en el Caribe para ricos y pobres

ENVIADOS ESPECIALESCancún, una localidad de veintidós kilómetros de longitud por quinientos metros de anchura, situada en la península mexicana del Yucatán y bañada por el mar Caribe, claro exponente de un turismo millonario para un primer mundo de elite, se va a convertir, a partir de mañana, en el centro de las expectativas de diálogo entre los países industrializados del Norte y las naciones subdesarrolladas del Sur.

Dos mil periodistas esperan la gran noticia, que muy posiblemente no llegue a producirse, y 5.000 soldados, marinos y aviadores vigilan, armados hasta los dientes, e...

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ENVIADOS ESPECIALESCancún, una localidad de veintidós kilómetros de longitud por quinientos metros de anchura, situada en la península mexicana del Yucatán y bañada por el mar Caribe, claro exponente de un turismo millonario para un primer mundo de elite, se va a convertir, a partir de mañana, en el centro de las expectativas de diálogo entre los países industrializados del Norte y las naciones subdesarrolladas del Sur.

Dos mil periodistas esperan la gran noticia, que muy posiblemente no llegue a producirse, y 5.000 soldados, marinos y aviadores vigilan, armados hasta los dientes, esta gigantesca "Marbella" tropical para que no ocurra nada a ninguno de los veintidós líderes de este mundo que, en mangas de camisa y sin orden del día previo, tratarán de desbloquear el diálogo Norte-Sur.

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Los 50.000 habitantes de esta isla viven ajenos al acontecimiento. En bastantes casos sus condiciones de vida son tercermundistas y contrastan con el escenario de lujo y opulencia en el que se desarrollará la cumbre: un hotel Sheraton.

Los diecisiete jefes de Estado y cinco ministros de Exteriores, representantes de las veintidós naciones participantes, con sus delegaciones, dialogarán durante doce horas, a lo largo de dos días, aislados de la realidad circundante, como si estuviesen en una campana neumática. La televisión será el cordón umbilical que les unirá a los informadores, que esperan las noticias en una gran tienda neumática, que sirve de centro de Prensa.

Las expectativas creadas por todo este montaje son grandes y corren el riesgo de no verse satisfechas. Se aguarda con interés el choque entre la fórmula liberal de ayuda al Tercer Mundo que, al parecer, predicará aquí Reagan con el tercermundismo socialista europeo del presidente francés, François Mitterrand.

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Las relaciones Este-Oeste, particularmente delicadas en este momento, se cruzarán en Cancún con el diálogo Norte-Sur, y posiblemente primarán sobre este último. La primera ministra de la India, Indira Ghandhi, ya ha dicho que desea hablar con Reagan y con el jefe del Gobierno chino, Zhao Ziyang, sobre la situación en Asia. Los problemas de Centroamérica serán objeto también de conversaciones bilaterales en los pasillos de la cumbre. Oriente Próximo será otra de las cuestiones a tratar.

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