El tipo de interés preferente puede bajar dos puntos antes de fin de año

Las dificultades de la Administración Reagan para sacar del atolladero a la economía estadounidense incitan a los expertos a encontrar una salida a la contradicción existente entre el mantenimiento del programa de reducciones fiscales y la conveniencia de establecer concesiones políticas, ante las próximas elecciones al Congreso en 1982.Así, Irwin Kellner, director de los servicios económicos del Manufacturers Hannover -uno de los principales bancos norteamericanos- piensa que el prime rate, el tipo de interés preferente, bajará al 15% o, como mínimo, al 16% antes de que finalice el año...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Las dificultades de la Administración Reagan para sacar del atolladero a la economía estadounidense incitan a los expertos a encontrar una salida a la contradicción existente entre el mantenimiento del programa de reducciones fiscales y la conveniencia de establecer concesiones políticas, ante las próximas elecciones al Congreso en 1982.Así, Irwin Kellner, director de los servicios económicos del Manufacturers Hannover -uno de los principales bancos norteamericanos- piensa que el prime rate, el tipo de interés preferente, bajará al 15% o, como mínimo, al 16% antes de que finalice el año, dos puntos por debajo de su nivel actual.

Esto, sin embargo, no significa que la economía norteamericana haya conseguido superar su debilidad, originada por las tensiones entre el carácter expansivo de la política de reducciones fiscales y la política monetaria de la Reserva Federal, de carácter claramente restrictivo, aunque se encuentren signos esperanzadores en un futuro inmediato.

En este sentido, otro de los economistas más conocidos del país, Rimmer de Vries, director de los servicios económicos del Morgan Guaranty Trust, opina que en 1982 el curso de la inflación y de los diferenciales en los tipos de interés va a favorecer a la economía norteamericana.

En todo caso, si el dólar perdiera posiciones no sería tanto por debilidad propia, sino por el reflejo de un mayor empuje de la economía de otros países occidentales.

Los resultados de la economía norteamericana, en cualquier caso, van a verse influidos por la postura que adopte la Administración Reagan con vistas a las elecciones para el Congreso de 1982, máxime si se tiene en cuenta que las previsiones apuntan a un ligero recorte del producto nacional bruto norteamericano.

Archivado En