Carlos, futuro Rey

A sus 32 años, Carlos de Inglaterra es uno de los príncipes de Gales que se casa con más edad. Pero este hombre versátil, trabajador infatigable, si algún día llega al trono, será también el primer rey británico con un título universitario. Desde que su madre accediera al trono, en 1952, es el heredero forzoso de la corona.Carlos de Inglaterra se educó en los colegios de Cheam y Gordonstoun, en Escocia, donde había estado su padre, Felipe de Edimburgo. Fue allí donde una vez se escapó a un bar con unos amigos; pero, sangre real o no, a su vuelta se le flageló con cierta consideración.

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A sus 32 años, Carlos de Inglaterra es uno de los príncipes de Gales que se casa con más edad. Pero este hombre versátil, trabajador infatigable, si algún día llega al trono, será también el primer rey británico con un título universitario. Desde que su madre accediera al trono, en 1952, es el heredero forzoso de la corona.Carlos de Inglaterra se educó en los colegios de Cheam y Gordonstoun, en Escocia, donde había estado su padre, Felipe de Edimburgo. Fue allí donde una vez se escapó a un bar con unos amigos; pero, sangre real o no, a su vuelta se le flageló con cierta consideración.

En 1967 -algo que rompió totalmente con la tradición de este país-, Carlos ingresó en el Trinity College de la de Cambridge, donde se licenció en Historia.

En 1958, la reina lo nombró príncipe de Gales, aunque la investidura, en el grandioso entorno del castillo de Caernarvon, hubo de esperar once años. Para entonces, un caso raro en la historia de la monarquía británica, Carlos ya hablaba galés. Estudió también en el colegio de Crawell, de las fuerzas aéreas, en 1971, pasando luego a la marina, una tradición familiar. Y en 1976 llegó a mandar el cazaminas Bronington. Ese mismo año dejó el servicio activo.

En 1977 se le nombró consejero privado, y desde entonces -en ello ha insistido mucho la reina Isabel II de Inglaterra- ha tenido acceso a los documentos de Estado, siendo en la actualidad una de las personas mejor informadas del país.

Carlos, de la misma talla que ladi Diana, aunque intente disimularlo, de 75 kilos de peso (éste es su problema, dice), con una cara en la que destacan sus prominentes orejas y su larga nariz, es a la vez un romántico y un realista que ha sabido vencer su innata timidez. Apasionado por la música, toca muy decentemente el violonchelo.

Pero ante todo es un enamorado del deporte -especialmente de los caballos-, de la caza y de la pesca.