El plan de reestructuración de la siderurgia de la CEE, gravemente lesivo para los intereses españoles

Las negociaciones para el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), ya actualmente muy difíciles, tropezarán con un nuevo y grave inconveniente: el Consejo de Ministros del acero acaba de aprobar un nuevo reglamento que es, desde todo punto de vista, inaceptable para la siderurgia española. Según el acuerdo al que han llegado los diez, antes del 31 de diciembre de 1985 deberán haber desaparecido todo tipo de ayudas nacionales.

El plazo para la presentación de proyectos de reestructuración siderúrgica y para poder acceder al fondo de ayuda comunitaria, así corno al fondo...

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Las negociaciones para el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), ya actualmente muy difíciles, tropezarán con un nuevo y grave inconveniente: el Consejo de Ministros del acero acaba de aprobar un nuevo reglamento que es, desde todo punto de vista, inaceptable para la siderurgia española. Según el acuerdo al que han llegado los diez, antes del 31 de diciembre de 1985 deberán haber desaparecido todo tipo de ayudas nacionales.

El plazo para la presentación de proyectos de reestructuración siderúrgica y para poder acceder al fondo de ayuda comunitaria, así corno al fondo social, finaliza el 31 de diciembre de 1982. Dado que España no será miembro de la CEE, en ningún caso, antes de esa fecha, nuestro país no podrá beneficiarse, teóricamente, de las ayudas del Mercado Común, pero estará obligado a suspender las ayudas nacionales en la mencionada fecha de 1985.Aún es pronto para emitir un juicio -señaló a EL PAIS una fuente oficiosa de la misión española ante la CEE-, pero está claro que este nuevo reglamento deberá ser uno de los puntos fuertes de la negociación para la adhesión. Hay que encender el piloto rojo.

Los ministros de Industria de los países miembros de la Comunidad Económica Europea -incluido el francés, Dreyffus, que acaba de ser nombrado- llegaron a un acuerdo tras doce horas de debate. El texto comprende tres capítulos: organización del mercado, volet social y código de ayudas.

En cuanto al primero, se prolonga durante un año, y al 70% de la producción actual, el régimen de contingentación obligatoria, excepto en el caso de dos productos determinados: los perfiles pesados y las chapas fuertes. En el aspecto social se crea un fondo especial pagado por todos los Estados miembros, por valor de cincuenta millones de unidades de cuenta europeas (53 millones de dólares), a fin de sufragar la jubilación anticipada de un gran número de obreros belgas, británicos y franceses, que resultarán afectados por las reestructuraciones en marcha.

El capítulo más problemático lo constituyó el calendario de los programas de ayuda. La República Federal de Alemania, país que puso en práctica un ambicioso plan de reestructuración hace ya algunos años, pretendía que el plazo límite fuera lo más reducido posible, porque estima que los productores italianos, belgas o franceses le hacen una competencia desleal a sus propios productores. Apoyada por el Reino Unido propuso finales de 1984, pero finalmente tuvo que aceptar la tesis francesa e italiana, según la cual era imposible reestructurar sus siderurgias en un plazo tan breve.

De acuerdo con el calendario finalmente aprobado, y que fue hecho público ayer en Bruselas por el comisario Ettienne Davignon, 1985 será el límite para la subvención de la industria siderúrgica. Los países miembros podrán proponer sus planes de ayuda hasta, como máximo, finales del año próximo. Las ayudas de urgencia, caso previsto para Bélgica, deberán ser solicitadas y aprobadas dentro del actual año, y su realización no sobrepasará el 31 de junio de 1982.

La comisión se reserva una cláusula de salvaguardia. «En el caso de la situación económica evolucione de forma distinta a la prevista», explicó Davignon, «la comisión podrá proponer modificaciones en el calendario: la decisión corresponderá al Consejo de Ministros, pero si en el plazo de dos meses no se ha producido la unanimidad, será suficiente la mayoría cualificada».

Esta cláusula, a juicio de los expertos de la misión española, podría ser invocada en la negociación con la CEE. Las mismas fuentes señalaron a EL PAIS que era «impresentable» la teoría según la cual España debería reestructurar su siderurgia, sin ninguna ayuda comunitaria, antes de cuatro años y aceptar la pura y simple supresión de cualquier tipo de ayuda en esa fecha.

Aunque aún no se ha realizado ninguna gestión concreta al respecto, los expertos españoles estiman que el Gobierno español podría solicitar ayudas financieras de los fondos CECA para el Plan Nacional de Reestructuración Siderúrgica, previsto para cuatro años, y que no fija ningún plazo concreto de supresión de ayudas.

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