Cartas al director

La dimisión de un director general

No era mi propósito aparecer en la Prensa nueva e inmediatamente después de mi dimisión como director del INV y cese como representante del MOPU en el Real Comité Organizador del M-82, pues esa etapa la consideraba concluida al expresar mi agradecimiento a mis colaboradores directos, compañeros en el RCOE y amigos de los medios de comunicación.Pero la noticia publicada en la página 50 de EL PAIS el pasado día 5, y más concretamente el comentario, según la misma, del ministro: «Consideró para el relevo de Carreño que éste, en el último año, no había podido dedicarse suficientemente a su direcci...

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No era mi propósito aparecer en la Prensa nueva e inmediatamente después de mi dimisión como director del INV y cese como representante del MOPU en el Real Comité Organizador del M-82, pues esa etapa la consideraba concluida al expresar mi agradecimiento a mis colaboradores directos, compañeros en el RCOE y amigos de los medios de comunicación.Pero la noticia publicada en la página 50 de EL PAIS el pasado día 5, y más concretamente el comentario, según la misma, del ministro: «Consideró para el relevo de Carreño que éste, en el último año, no había podido dedicarse suficientemente a su dirección general ... », me obliga a solicitar la publicación de esta carta.

Si mi descuido de la. dirección general del INV consiste en haber visitado, al menos una vez todas las provincias españolas, incluidas Ceuta y Melilla; haber iniciado y adquirido más de 30.000 viviendas en 1980; haber alcanzado un importante récord de inversión en la historia del INV -69.600 millones de pesetas, equivalentes al 92% del presupuesto-; haber invertido en el ejercicio actual y hasta el 31 de mayo 18.W0 millones de pesetas (3.400 más que en el mismo período del año récord anterior), creo que todo responsable de un organismo gestor inversor exclamaría: «Bendito sea ese abandono...».

No quiero extenderme en comentar todos los motivos de mi dimisión, pues ellos y mi opinión sobre la marcha del plan 1981-1983 de viviendas merecen más amplios comentarios.

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Animo a todo el personal del INV y de ese otro organismo autónomo tan olvidado, pero tan eficaz en su gestión -APSU- para que continúen con el mismo espíritu de colaboración y hagan posible el cumplimiento de sus compromisos inmediatos, como a mí me lo hicieron posible desde mayo de 1979 hasta hace breves días./ .

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