Los sindicatos franceses y el PC, dispuestos a no entorpecer los primeros pasos de Mitterrand

De manera oficial, el próximo jueves, 21, el presidente de la República efecto François Mitterrand tomará posesión de su cargo. El nombramiento del primer ministro y la disolución de la Asamblea Nacional serían sus primeras e inmediatas decisiones. En vísperas de la campaña que precederá las elecciones legislativas, se confirma la buena disposición de todos los sindicatos y, de manera espectacular; del Partido Comunista francés (PCF) para no obstaculizar los primeros pasos del Gobierno socialista. El primer sondeo sobre esas elecciones pronostica un mayor retroceso de los comunistas, una espec...

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De manera oficial, el próximo jueves, 21, el presidente de la República efecto François Mitterrand tomará posesión de su cargo. El nombramiento del primer ministro y la disolución de la Asamblea Nacional serían sus primeras e inmediatas decisiones. En vísperas de la campaña que precederá las elecciones legislativas, se confirma la buena disposición de todos los sindicatos y, de manera espectacular; del Partido Comunista francés (PCF) para no obstaculizar los primeros pasos del Gobierno socialista. El primer sondeo sobre esas elecciones pronostica un mayor retroceso de los comunistas, una espectacular subida de los socialistas y una victoria para la izquierda con el 52% de los sufragios.

A última hora, el presidente en funciones, Valéry Giscard d'Estaing, le pidió a Mitterrand que el relevo se realizara el jueves y no el miércoles, para poder celebrar ese día el último Consejo de Ministros de su septenato, y, esto último, con el Fin de presentarles a los franceses el «Estado de Francia» al concluir su mandato. Por su parte, Mitterrand también les ha prometido a sus conciudadanos una «radiografía» del país, que él realizará por cuenta propia. La ceremonia del jueves será excepcional en la V República: es la primera vez que un presidente le entrega los poderes a su sucesor. El general Charles de Gaulle, cuando perdió el referéndum de 1969, se encontraba esperando el resultado en su residencia campestre de Colombey les deux Eglises y, al saberse derrotado, dimitió y no regresó a París. Su sucesor, Georges Pompidou, murió durante el quinto año de su septenato.

Docilidad comunista

En vísperas de la transmisión de, poderes y de la formación del primer Gobierno socialista, todas las componentes sociales y políticas de la izquierda se doblegan sin condiciones ante Mitterrand. El giro más sensacional es el efectuado por el PCF. Los insultos y vejaciones de su secretario general, Georges Marchais, a Mitterrand y al partido socialista (PS), durante los últimos tres años y hasta hace pocos días. aún, han beneficiado, en realidad, al nuevo presidente. Tras una reunión del Comité Central, el PCF se manifiesta decidido a colaborar en la gestión de la izquierda con «espíritu positivo y constructivo». No solicita ministros en el primer Gobierno de Mitterrand y, una vez pasadas las elecciones legislativas, entiende proponer «objetivos de acción gubernamental más limitados que las propuestas hechas por Marchais durante la campaña presidencial». Este nuevo realismo de los comunistas está dictado, en primer lugar, por su bajón electoral en la vuelta de la campaña presidencia¡ (5% menos) y, después, porque necesita entenderse con los socialistas para no salir aún más «desplumado» de las próximas legislativas.Los socialistas acogen el «giro a la derecha» de los comunistas con la serenidad y la firmeza que imprime el haber conquistado la presidencia de la República: en el terreno económico, los socialistas exigen que el PCF se doblegue a las transformaciones por ellos pro puestas, tanto por lo concerniente a la extensión de las nacionalizaciones como al ritmo de su realización. En política exterior, el «mitterranismo» pide que los comunis tas revisen su posición sobre los euromisiles (hasta ahora los com baten), Afganistán, Polonia, Oriente Próximo y, por lo que a las for mas se refiere, el PS solicita un cambio completo de tono en sus relaciones por parte del PCF y el respeto de los eventuales acuerdos entre las dos formaciones.

Este nuevo cambio del partido comunista no será efectivo ni calíbrable hasta después de los comícios legislativos. El primer sondeo le es desfavorable. Según ese «barómetro» de la opinión, no votarían por el PCF más que el 13% de los electores, lo que supondría una confirmación del declive. histórico puesto de relieve por el escrutinio de la primera ronda presidencial. Los socialistas, según el mismo sondeo, alcanzarían el 36%. La UDF gíscardiana, el 20,5%, y el RPR chiraquista, el 18,5%. Aún es pronto para valorar esos anticipos.

En estos días de saboreo de la victoria en el campo de la izquierda, sin triunfalismos ni exageraciones, resulta casi estremecedora la ingratitud con la que ha «enterrado» a Giscard. De él se huye ahora como de la peste. Pero esa «indecencia» (dinunciada por algunos observadores) no procede de los vencedores ni de los franceses, sino de sus fieles, de quienes temblaban de emoción ante sus «soberanas» cualidades.

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