La victoria de Mitterrand

Datos casi instantáneos

Seis y media de la tarde del domingo 10 de mayo. Sobre la pantalla negra de un video-terminal, situado en un moderno edificio de Montrouge, en las afueras de París, van apareciendo, en color verde, las cifras que permiten afirmar que Francia ha dado un cambio histórico- 86% de participación, «malo para Giscard», comentan los técnicos. Después de contabilizar los votos de 87 colegios electorales a lo largo del país, las estimaciones afirman que Mitterrand tiene el 51% de los sufragios, frente al 48,9% de Giscard.«Si la tendencia continúa así, Francia va a cambiar de régimen», afirma sin dudar C...

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Seis y media de la tarde del domingo 10 de mayo. Sobre la pantalla negra de un video-terminal, situado en un moderno edificio de Montrouge, en las afueras de París, van apareciendo, en color verde, las cifras que permiten afirmar que Francia ha dado un cambio histórico- 86% de participación, «malo para Giscard», comentan los técnicos. Después de contabilizar los votos de 87 colegios electorales a lo largo del país, las estimaciones afirman que Mitterrand tiene el 51% de los sufragios, frente al 48,9% de Giscard.«Si la tendencia continúa así, Francia va a cambiar de régimen», afirma sin dudar Cartier, uno de los responsables de la operación electrónica, realizada por la sociedad de sondeos Sofres, que permitió a EL PAÍS conocer con noventa minutos de adelanto sobre los franceses que Mitterrand era nuevo presidente de la República.

Más información

El banco propietario de Sofres será nacionalizado por Mitterrand. Doscientas cincuenta y tres personas, repartidas en nueve zonas de Francia, envían a París, según se van conociendo, los resultados de otros tantos colegios electorales. La muestra matemática está realizada en función de la geografía política de Francia y los resultados de todas las elecciones de la V República, incluida la primera vuelta de las presidenciales del pasado 26 de abril.

Veintidós operadores recogen y comprueban los datos, que son tratados por un ordenador, y, a continuación, evaluados por un equipo de politólogos.

Los teléfonos de la Sofres están controlados para que el personal y los invitados no puedan filtrar datos al exterior. Sin embargo, Pedro Bofill, miembro de la ejecutiva del PSOE, que sigue la operación, llama después de las siete de la tarde a Madrid para comunicar, aún algo incrédulo, el resultado. Felipe González es informado de immediato.

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