PAIS VASCO

Repetidas agresiones a concejales y empleados municipales en Ortuella (Vizcaya)

Cinco meses después de la explosión que el pasado 25 de octubre destruyó la escuela de Ortuella, ocasionando la muerte de cincuenta niños y tres adultos, la solidaridad que acompañó a la desesperación de los primeros días ha ido dejando paso a una confusa situación de tensión inconcreta, que mantiene divididos a los vecinos por motivos a menudo no claramente expresados, pero con resultados tan concretos como las repetidas agresiones físicas sufridas por empleados o concejales del Ayuntamiento.La Corporación municipal celebró ayer un pleno extraordinario para estudiar esta situación, que ha cul...

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Cinco meses después de la explosión que el pasado 25 de octubre destruyó la escuela de Ortuella, ocasionando la muerte de cincuenta niños y tres adultos, la solidaridad que acompañó a la desesperación de los primeros días ha ido dejando paso a una confusa situación de tensión inconcreta, que mantiene divididos a los vecinos por motivos a menudo no claramente expresados, pero con resultados tan concretos como las repetidas agresiones físicas sufridas por empleados o concejales del Ayuntamiento.La Corporación municipal celebró ayer un pleno extraordinario para estudiar esta situación, que ha culminado por ahora con la agresión sufrida la víspera, en el interior de su domicilio, por el concejal independiente Emilio Cid Arias y su esposa, a manos de los familiares de uno de los niños fallecidos. Según el informe presentado por la Policía Municipal, Cid y su esposa tuvieron que recibir asistencia sanitaria en la residencia hospitalaria de Cruces, a consecuencia de los daños causados por cinco miembros de una familia avecindada en la misma escalera y que, «tras proferir palabras malsonantes y amenazas, irrumpieron en el domicilio liándose a golpes».

En los últimos meses, Francisco Contreras, el fontanero municipal que al prender su soplete provocó involuntariamente la explosión, ha recibido, al menos, dos palizas y soportado innumerables vejaciones. La obsesión desesperada por encontrar culpables, como forma de dar salida a la tensión acumulada, parece ser, según las impresiones transmitidas por algunos vecinos, la clave de la situación creada.

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