Indignación y manifestaciones en toda Italia por la sentencia sobre el atentado de Piazza Fontana

La reacción a la sentencia del tribunal de segunda instancia de Catanzaro, que absolvió el viernes, por insuficiencia de pruebas, a los neofascistas condenados a cadena perpetua por haber perpetrado el primer gran atentado terrorista de los últimos años -la colocación de una bomba en Plazza Fontana, de Milán- ha sido inmediata, decidida e imponente.A las pocas horas de conocerse la sentencia, en las principales ciudades del país se organizaron manifestaciones espontáneas de solidaridad con las familias de las víctimas del atentado de aquel trágico 12 de diciembre de 1969. La primera ciudad don...

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La reacción a la sentencia del tribunal de segunda instancia de Catanzaro, que absolvió el viernes, por insuficiencia de pruebas, a los neofascistas condenados a cadena perpetua por haber perpetrado el primer gran atentado terrorista de los últimos años -la colocación de una bomba en Plazza Fontana, de Milán- ha sido inmediata, decidida e imponente.A las pocas horas de conocerse la sentencia, en las principales ciudades del país se organizaron manifestaciones espontáneas de solidaridad con las familias de las víctimas del atentado de aquel trágico 12 de diciembre de 1969. La primera ciudad donde la gente se echó a la calle con el alcalde a la cabeza fue Milán, donde ayer se cerraron todas las escuelas, colegios y hasta las universidades para permitir a los jóvenes expresar su protesta antifascista. Lo mismo ocurrió en Bolonia, que hoy teme que sus 83 muertos, víctimas del atentado neofascista en la estación de ferrocarril en agosto pasado, puedan quedarse «solos, como los muertos de Milán».

Una prueba tangible de la impresión que ha causado en todo el país la sentencia de Catanzaro la da el diario nacional La Repubblica, que dedica al hecho sus primeras ocho páginas, un récord en su historia. Toda la Prensa, con la única excepción de la fascista del partido de Giorgio Almirante, condena unánimemente el hecho, que después de doce años de proceso y de más de 200.000 páginas escritas de actos se acabe absolviendo a todos los inculpados y asegurando que «aún no se conocen los culpables».

El diario democristiano Il Popolo se indigna, y el socialista Aldo Aniasi, que era alcalde de Milán cuando estalló la bomba, y que es actualmente ministro de la Sanidad, gritó ayer a la muchedumbre reunida en Piazza Fontana: «Es una sentencia increíble, un veredicto que insulta a todos los italianos. Estoy indignado y preocupado por lo que este hecho podrá acarrear para el futuro político del país».

Su compañero y ex secretario del partido Giacomo Mancini afirmó que «hoy todos los ciudadanos honrados se sienten ofendidos», y añadió que la responsabilidad de la ofensa incumbe también a aquellas fuerzas políticas que durante estos diez últimos años «han hecho todo lo posible para ocultar la verdad y echar sobre los hombros de la izquierda revolucionaria todo el peso del terrorismo».

La nueva izquierda, que fue, a través del anarquista Valpreda, la cabeza de turco durante los primeros cinco años de la investigación policial, declaró, sin pelos en la lengua, que esta sentencia en realidad ha absuelto, como también lo ha escrito Lucio Magri, secretario general del Partido Democrático de Unidad Popular (PDUP), «al Estado, a los servicios secretos y a políticos como Rumor, Tanassi y Andreotti». Por su parte, el Partido de Democracia Proletaria afirmó que se ha tratado de una sentencia «digna de los años fascistas».

Innumerables han sido las críticas de magistrados y abogados demócratas, quienes, aun subrayando que será necesario esperar que se conozcan las motivaciones de la sentencia para poder opinar definitivamente, afirman que ésta no puede dejar de «asombrar». Y ponen también de relieve la responsabilidad de aquellos hombres políticos, ex presidentes del Gobierno y ex ministros que, citados como testigos en el proceso, se escudaron bajo la fórmula «no recuerdo».

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