Los "etarras" habían anunciado una tregua hace 20 días

Con el fin de «ceder todo el protagonismo en la resolución de los problemas pendientes en Euskadi y en la profundización del Estatuto a los partidos políticos e instituciones», ETA Político-rnilitar anuncíaba, en una conferencía de Prensa dada por unos encapuchados, seis días después del intento golpista, un «alto el fuego», decían ellos, «sin condiciones». En realidad, esto no era cierto, puesto que sí exístían condiciones y el comunicádo de ayer, amenazando esta vez lo contrario -es decir, con la reanudación del fuego-, así lo confirma.Su cese en la actividad terrorista iba condiciona...

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Con el fin de «ceder todo el protagonismo en la resolución de los problemas pendientes en Euskadi y en la profundización del Estatuto a los partidos políticos e instituciones», ETA Político-rnilitar anuncíaba, en una conferencía de Prensa dada por unos encapuchados, seis días después del intento golpista, un «alto el fuego», decían ellos, «sin condiciones». En realidad, esto no era cierto, puesto que sí exístían condiciones y el comunicádo de ayer, amenazando esta vez lo contrario -es decir, con la reanudación del fuego-, así lo confirma.Su cese en la actividad terrorista iba condicionado a «la solución de los problemas pendientes». La única novedad la constituía el hecho de que delegaban el intento de solución de dichos problemas a los partidos políticos, que, al menos en aquella ocasion, debieron de ser considerados por los etarras como representantes del pueblo. Tales condiciones las dejaban bien claras en el comunicado de ayer: amnistía para los presos vascos y exiliados; la integración de Navarra; el referéndum sobre la central nuclear de Lemóriizl la depuración de «elementos fascislas de las fuerzas policiales y fuerzas armadas en general» y la derogación de la ley Antiterrorista; todo ello acompañado de una conveniente «negociación para el desarrollo y profundización del Estatuto de Autonomía».

La coalición Euskadiko Ezkerra (EE) había propuesto, días antes del anuncio de alto el fuego, una negociación política entre los partidos vascos con el fin de «detener el proceso hacia el enfrentamiento cívil entre vascos, al que, de otra forma, estamos abocados», arropada por una tregua de las dos ramas de ETA que posibilitara «el clima necesario para que los problemas pendientes puedan abordarse en términos de confrontación política pacífica». ETApm rechazó los llamamientos de Euskadiko Ezkerra, reafirmándose en la lucha armada, en un comunicado hecho público, el día 21 de febrero.

El anuncio del alto el fuego siete días más tarde de este comunicado fue explicado por los miembros de ETApm por el desencadenamiento, desde la derecha y desde sectores de la izquierda, de una política de consenso contra la lucha armada, «cuyo beneficiario fundamental ha sido la propia oligarquía, a la que se le ha permitido un avance ideológico muy importante contra la globalidad de la izquierda de Euskadi». Asimismo señalaron que el «dispositivo armado río puede estar tan sólo en función de las necesidades de lo táctico, debe prever a largo plazo, debe prepararse para contrarrestar golpes como el del 23 de febrero, por ejemplo, o para asegurar el ejercicio, del derecho a la autodeterminación nacional».

ETApm comunicó, en la conferencia de Prensa, su disposición a emplazar a ETAm a la paralízación de sus acciones y a discutir «la salida política de Euskadi, el futuro de la lucha armada y la configuración en Euskadi de una izquierda fuerte y unida».

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