Cuatro años de dictadura del general Zia Ul-Haq

En sus cuatro años en el poder, el general Zia Ul-Haq ha impuesto en Pakistán un régimen dictatorial, cuyo mantenimiento sólo parece posible por el valor estratégico del país frente a la presencia soviética en Afganistán.

Nada más producirse el golpe de Estado de 1977 contra el primer ministro Alí Bhutto, el general Zia colocó todo el país bajo la ley marcial impuso la censura de Prensa y silenció todo tipo de oposición a su régimen, de forma que en la mayoría de los casos las protestas sólo son conocidas a través de actos violentos, como el reciente secuestro de un avión.

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En sus cuatro años en el poder, el general Zia Ul-Haq ha impuesto en Pakistán un régimen dictatorial, cuyo mantenimiento sólo parece posible por el valor estratégico del país frente a la presencia soviética en Afganistán.

Nada más producirse el golpe de Estado de 1977 contra el primer ministro Alí Bhutto, el general Zia colocó todo el país bajo la ley marcial impuso la censura de Prensa y silenció todo tipo de oposición a su régimen, de forma que en la mayoría de los casos las protestas sólo son conocidas a través de actos violentos, como el reciente secuestro de un avión.

Su llegada al poder fue en cierta manera accidental, pues Zulfikar Alí Bhutto, en sus cinco años de gobierno, había creado un régimen democrático relativamente estable y eficaz.

Pero en las elecciones de marzo de 1977, el temor a una victoria de la derecha llevó a Bhutto a encarcelar a sus oponentes políticos y los resultados de los comicios fueron denunciados como fraudulentos.

Las protestas en todo el país, con más de cuatrocientos muertos, favorecieron el golpe de Estado, en julio de 1977, del general Mohamed Zia Ul-Haq, quien prometió celebrar unas elecciones en octubre de ese año, promesa que no cumplió.

Alí Bhutto fue condenado a muerte tras un juicio -denunciado por Amnistía Internacional- en el que se le acusó de haber dado muerte al padre de un enemigo político. A pesar de las peticiones de clemencia que llegaron de todo el mundo, y sobre todo de occidente, el ex primer ministro fue ejecutado en abril de 1979, provocando con ello una nueva ola de protestas en todo el país.

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El nuevo aplazamiento de las elecciones anunciadas para octub re de 1979, hacía presagiar la caída inmediata del régimen militar, cuando, en diciembre, la invasión soviética de Afganistán salvó milagrosamente a Zia Ul-Haq, quien -tras la revolución islámica de Irán y la llegada al poder de Indira Gandhl en la India- se convirtió en el único bastión occidental en Asia Central.

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