La política de precios agrícolas divide sensiblemente a los miembros de la Comunidad Europea

Después de una primera reunión exploratoria, en la que se han puesto de manifiesto sensibles diferencias entre los países miembros sobre el aumento de precios agrícolas, los ministros de Agricultura se encontrarán de nuevo el 2 de marzo, según Efe.El proyecto de la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la CEE), en el que se proponía un aumento global de los precios agrícolas comunitarios de un 7,8% para la campaña 1981-1982, ha sido criticado por Francia, Italia, Bélgica e Irlanda.

El principal problema expuesto por los ministros de la CEE fue la dificultad de unificar los precios agríc...

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Después de una primera reunión exploratoria, en la que se han puesto de manifiesto sensibles diferencias entre los países miembros sobre el aumento de precios agrícolas, los ministros de Agricultura se encontrarán de nuevo el 2 de marzo, según Efe.El proyecto de la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la CEE), en el que se proponía un aumento global de los precios agrícolas comunitarios de un 7,8% para la campaña 1981-1982, ha sido criticado por Francia, Italia, Bélgica e Irlanda.

El principal problema expuesto por los ministros de la CEE fue la dificultad de unificar los precios agrícolas en el conjunto de la Comunidad, a causa de los diferentes índices de inflación de los países miembros.

El deterioro de los ingresos de los agricultores comunitarios (7% en 1980) preocupa también a los responsables de la CEE, que basan en este problema la justificación de un aumento de los precios agrícolas por encima del 7,8 propuesto por la Comisión Europea.

Aumento global

Francia, Italia, Irlanda, Luxemburgo y Bélgica se han manifestado en este sentido y solicitan un aumento global próximo al 11%. Gran Bretaña se ha declarado satisfecha con el incremento propuesto, y también Alemania Federal, Holanda y Dinamarca, aunque exigen su estricta aplicación.

El «superimpuesto» sobre los excedentes de leche propuesto por la Comisión Europea y que tiende a cargar sobre los agricultores los costes de los excedentes a partir de un máximo de producción fue también muy discutido y suscitó fuertes oposiciones, sobre todo de Francia, Irlanda y Bélgica.

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