Desciende la popularidad del presidente francés
Una mayoría de ciudadanos «no confían en el presidente Valery Giscard d'Estaing para resolver los problemas que se le presentan a Francia actualmente». Desde que, en 1978, uno de los grandes institutos galos de la opinión sondea mensualmente en esos términos a los electores, es la primera vez que Giscard resulta perdedor.
Según el último sondeo, el 49% de los franceses no confía en el presidente, y el 47%, sí. A primeros del presente año, otro gran instituto de opinión concluyó un resultado semejante. Y hace pocos días, igualmente, uno de esos «barómetros» de la opinión dio como ven...
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Una mayoría de ciudadanos «no confían en el presidente Valery Giscard d'Estaing para resolver los problemas que se le presentan a Francia actualmente». Desde que, en 1978, uno de los grandes institutos galos de la opinión sondea mensualmente en esos términos a los electores, es la primera vez que Giscard resulta perdedor.
Según el último sondeo, el 49% de los franceses no confía en el presidente, y el 47%, sí. A primeros del presente año, otro gran instituto de opinión concluyó un resultado semejante. Y hace pocos días, igualmente, uno de esos «barómetros» de la opinión dio como vencedor de las presidenciales al candidato del Partido Socialista (PS), Francois Miterrand.
Sin imagen de candidato
A tres meses vista de las elecciones presidenciales, en consecuencia, la imagen de Giscard no es la del candidato que barrerá a todos los demás, tal como se ha informado hasta no hace mucho.El mal momento del presidente se debe esencialmente a dos razones. Primera razón: una política interior globalmente negativa, cuya justificación, por la crisis económica, no es aceptada por todos los franceses. Una política exterior con altos y bajos, pero ambigua, a la postre, como lo acaba de probar el «asunto» de la victoria de Gadafi en Chad.
Segunda razón: el antigiscardismo ambiente. En efecto, gaullistas, comunistas y socialistas, desde hace varios meses, disparan diariamente contra el presidente desde todos los horizontes y han llegado a sensibilizar a una opinión que ya se pregunta sobre el verdadero contenido del «giscardismo».