RELIGIÓN

La libertad del teólogo, limitada por el magisterio de la Iglesia, según el cardenal Tarancón

«La intervención del magisterio no quita libertad a los teólogos. Les señala tan sólo los límites que no pueden traspasar para asegurar la unidad de doctrina», declara el cardenal Tarancón en su carta cristiana semanal. La relación entre teólogos y pastores de la Iglesia, tema de la carta, arrastra consigo una vieja polémica, vieja como el mismo cristianismo, pero que los nombres del alemán Hans Küng, del francés Jacques Pohier, del holandés Eduard Schillebeeckx y del brasileño Leonardo Boff, llamados al orden por el Santo Oficio, siguen dando polémica actualidad.El cardenal de Madrid insiste ...

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«La intervención del magisterio no quita libertad a los teólogos. Les señala tan sólo los límites que no pueden traspasar para asegurar la unidad de doctrina», declara el cardenal Tarancón en su carta cristiana semanal. La relación entre teólogos y pastores de la Iglesia, tema de la carta, arrastra consigo una vieja polémica, vieja como el mismo cristianismo, pero que los nombres del alemán Hans Küng, del francés Jacques Pohier, del holandés Eduard Schillebeeckx y del brasileño Leonardo Boff, llamados al orden por el Santo Oficio, siguen dando polémica actualidad.El cardenal de Madrid insiste en la libertad que debe asistir al investigador de la teología y al pluralismo doctrinal que de ello deriva. Pero les señala un tope, que tiene que fijar la jerarquía de la Iglesia y que consiste en acomodarse «a las normas y directrices del magisterio».

El primer incidente de este viejo debate se produce entre el teólogo san Pablo, que estaba convencido de la universalidad del cristianismo, y el jefe de los apóstoles, san Pedro, que, para no provocar a los cristianos judíos, evitaba sentarse a la mesa con los cristianos no judíos. En este incidente de Antioquía se impuso el teólogo. Desde entonces se advierte una dinámica distinta, no necesariamente contradictoria, entre el investigador, que mira hacia el vasto mundo, y el pastor, que tiene que conservar la herencia recibida. Por eso, el teólogo español Alfonso Alvarez Bolado habla de que, junto a la preocupación de los obispos por la ortodoxia (correcta doctrina) y la ortopraxis (recta actuación), existe una -tendencia a la ortogonia, que consiste en cuadricular a todos los creyentes en los módulos vigentes. Sin negar a la jerarquía de la Iglesia el derecho a poner coto al pluralismo de los teólogos, reconoce Alvarez Bolado que a veces los teólogos tienen que romper el cerco. Y así cita la polémica de los años treinta en España, donde investigadores como el padre Gafo pidieron que se abandonara la doctrina del Vaticano, que apostaba por la confesionalidad de los sindicatos.

Las tensiones mayores entre teólogos y pastores se produce en aquellos países donde la teología se enseña en institutos científicos o en universidades civiles, que tienen que medirse con un tipo de información crítica que no suele darse en los seminarios o en los institutos papales. Esta práctica, introducida por los protestantes, es seguida por los católicos en Alemania, Holanda y, en parte, en Francia. La llamada del cardenal Tarancón a que los teólogos asuman su responsabilidad, aceptando sus límites, será, sin duda, completada por los teólogos, que citarán el enfrentamiento de Pablo de Tarso con el Príncipe de la Iglesia.

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