Cartas al director

La destrucción del idioma

En América y en España hablamos el mismo idioma. En España lo llamamos cada vez más -sin duda acertadamente- castellano. En América lo llaman -con razón español. Sin, embargo, no hablamos exactamente igual en cada lado del charco. La distancia, el paso del tiempo, los particularismos locales han dejado en cada sitio su propio barniz. También, pero esto ya no es un barniz, sino un pegote de formica brillante, la penetración económica, cultural y tecnológica oriunda de culturas ajenas a la hispánica han dejado rastros de términos importados y asimilados porque nuestra tradicional pereza supera n...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En América y en España hablamos el mismo idioma. En España lo llamamos cada vez más -sin duda acertadamente- castellano. En América lo llaman -con razón español. Sin, embargo, no hablamos exactamente igual en cada lado del charco. La distancia, el paso del tiempo, los particularismos locales han dejado en cada sitio su propio barniz. También, pero esto ya no es un barniz, sino un pegote de formica brillante, la penetración económica, cultural y tecnológica oriunda de culturas ajenas a la hispánica han dejado rastros de términos importados y asimilados porque nuestra tradicional pereza supera nuestro supuesto orgullo.Y así las cosas, en EL PAIS- del domingo pasado he tenido, junto a la satisfacción de leer unas líneas del magnífico García Márquez, la sorpresa de ver en su pluma un reflejo del colonialismo que él tantas veces denuncia, aunque esta vez el origen sea francés y no anglosajón. En efecto, en el Diclionario de la Lengua que tengo en mi,casa, el verbo «decolar», al que recurre García Márquez, no existe. Cuando un avíón se separa de la pista y emprende su vuelo se dice que «despega».

Cualesquiera que sean los términos que le vengan en su pluma, para mí García Márquez sigue siendo genial. Pero, como se ve ,Mejor la astilla en el ojo ajeno que la viga en el propio, quiero aprovechar esta ocasión para recordar Con qué facilidad y complacencia dejamos los españoles que se mutile nuestro idioma, y basta para comprobartá leer la Prensa, oír la radio, soportar la televisión, acudir al cine y trabajar en oficios y profesiones -aparentemente «creados» fuera de nuestro país o simplemente codearse con los que viajan mucho al extranjero. /

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En