Reportaje:

Dura polémica Carter-Reagan sobre la política de defensa

La ratificación por el Senado norteamericano, del Tratado sobre Limitación de Armas Estratégicas (SALT II), firmado por los presidentes Jimmy Carter y Leónidas Breznev en junio de 1979 en Viena, se ha convertido en el centro de polémica electoral en Estados Unidos. Mientras el actual presidente, el demócrata Jimmy Carter, promete su rápida ratificación, pasada la elección presidencial del 4 de noviembre, su adversario, el republicano Ronald Reagan, anuncia que denunciará el tratado y abrirá negociaciones con la URSS; «para la negociaciación de un tratado SALT II, una vez recuperada la superior...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La ratificación por el Senado norteamericano, del Tratado sobre Limitación de Armas Estratégicas (SALT II), firmado por los presidentes Jimmy Carter y Leónidas Breznev en junio de 1979 en Viena, se ha convertido en el centro de polémica electoral en Estados Unidos. Mientras el actual presidente, el demócrata Jimmy Carter, promete su rápida ratificación, pasada la elección presidencial del 4 de noviembre, su adversario, el republicano Ronald Reagan, anuncia que denunciará el tratado y abrirá negociaciones con la URSS; «para la negociaciación de un tratado SALT II, una vez recuperada la superioridad estratégica norteamericana.

El debate tuvo lugar por declaraciones electorales individuales, pagadas, en radio y televisión. Primero fue Carter el que defendió su concepto de velador de la paz, para lo cual es necesario ratificar el tratado SALT II. Acusó a Reagan de ingenuo si pensaba que los soviéticos iban a aceptar el rechazo de lo logrado a lo largo de ocho años de negociaciones antes de la firma del tratado SALT II.Las afirmaciones de Carter, en la línea de su concepto de paz conmigo o guerra con Reagan, fueron ratificadas por el secretario de Estado Edmund Muskie, en un discurso pronunciado en Chicago. También por el secretario de Defensa de la Administración Carter, Harold Brown, que predijo «serias dificultades» para Estados Unidos si se rechaza el tratado SALT II.

Brown destacó el inconveniente que supondrá para Washington seguir el proceso de rearme que desencadenaría en la URSS una renuncia, bajo administración republicana, del tratado SALT II. EE UU debería gastar, según Brown, entre 30.000 y 100.000 millones de dólares suplementarios en su presupuesto de defensa durante la próxima década si no hay ratificación del tratado SALT II.

Supondría también, siempre bajo la óptica de los responsables de la Administración Carter, el fin de todo intento de continuar las negociaciones de desarme con la Unión soviética, bajo cualquiera de sus formas.

Ronald Reagan, en una declaración pagada de media hora en la primera cadena de televisión norteamericana, CBS, intentó sobre todo borrar la imagen de beficista que le intenta colocar el equipo demócrata dirigido por Jimmy Carter.

«Quiero hablar como ciudadano, como padre de familia, como abuelo, en realidad», dijo Reagan sonriente y seguro de sí mismo ante las cámaras. Prometió luchar por la paz desde la Casa Blanca, pero sobre bases equilibradas en la defensa de Estados Unidos, en relación con la URSS.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Reagan criticó a Carter por haber olvidado la defensa de EE UU, haber pactado el tratado SALT II en condiciones de inferioridad con la URSS y pretender su ratificación senatorial, «cuando en realidad», según Reagan, «está ya muerta por el Senado que lo rechazara».

El SALT Il fue congelado, a iniciativa del presidente, como medida depresión a la Unión Soviética por su intervención en Afganistán. Hoy, sin solicitar aparentemente contrapartidas a la URSS, en relación con una retirada de Afganistán, Carter promete ratificar el tratado una vez reelegido presidente de Estados Unidos.

El republicano Ronald Reagan aprovechó la vacilación del presidente Carter insistiendo en el oportunismo político de un tratado que supone un peligro para la seguridad de Estados Unidos.

Oportunismo

A la polémica SALT II, Reagan sumó su visión de la política exterior norteamericana, intentando moderar y justificar ante el telespectador sus anteriores declaraciones violentas sobre el «bloqueo de Cuba» o «el reconocimiento de la China de Taiwan». Más electoralista que en el pasado, Reagan prometió una estrategia de ayuda económica a las islas del Caribe, alegando que sólo se había referido «como opción» al bloqueo eventual de Cuba para obligar a una retirada de los soviéticos de Afganistán. Una Administración republicana continuará y mejorará también «las relaciones con la República Popular China», dijo Ronald Reagan.Los dos candidatos a la elección presidencial continúan sus esfuerzos electorales por los Estados de noreste y medio este, donde la indecisión de los votos electorales puede cambiar el sentido y el resultado final de una victoria, actualmente predecible para Ronald Reaagan. Preparan también sus armas para el decisivo debate electoral «cara a cara» del próximo martes, 28 de octubre, en Cleveland, en el Estado de Ohio.

Archivado En