Escepticismo y cautela en Euskadi ante la designación de Marcelino Oreja

Entre la satisfacción y el apoyo incondicional de UCD y el rechazo sin calificativos de Herri Batasuna, el nombramiento de Marcelino Oreja como delegado del Gobierno en el País Vasco ha provocado entre las fuerzas políticas vascas un completo abanico de reacciones que pueden resumirse en dos términos: escepticismo y cautela.

A las condiciones políticas y humanas que nadie parece negarle, espera Carlos Garaikoetxea que Marcelino Oreja sepa unir «el tacto que proporciona la diplomacia».

«A mi juicio», señala Txiqui Benegas (PSOE), «no es un problema de personas, sino de program...

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Entre la satisfacción y el apoyo incondicional de UCD y el rechazo sin calificativos de Herri Batasuna, el nombramiento de Marcelino Oreja como delegado del Gobierno en el País Vasco ha provocado entre las fuerzas políticas vascas un completo abanico de reacciones que pueden resumirse en dos términos: escepticismo y cautela.

A las condiciones políticas y humanas que nadie parece negarle, espera Carlos Garaikoetxea que Marcelino Oreja sepa unir «el tacto que proporciona la diplomacia».

«A mi juicio», señala Txiqui Benegas (PSOE), «no es un problema de personas, sino de programas». En opinión de Roberto Lertxundi (PCE) «el juicio final dependerá de su actuación final».

Euskadiko Ezkerra, por su parte, prefiere aplazar su opinión, aunque estima que resulta positiva la elección de un civil y no de un militar para el cargo. Herri Batasuna, sin embargo, piensa según un portavoz, que ven en la figura del delegado del Gobierno «un lendakari centrista y represivo».

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