Clima de movilizaón nacional en Francia contra el renacimiento del fascismo

Cuatro días después del atentado antisemita en una sinagoga parisiense, Francia entera vive en pie de guerra contra el renacimiento del fascismo. Los sindicatos de la policía denunciaron ayer oficialmente la pertenencia de treinta miembros del cuerpo a un grupo neonazi. Las manifestaciones se multiplican en todo el país, y este martes, por primera vez desde los comicios legislativos de 1978, la izquierda vuelve a desfilar unida contra el racismo.

Desde la oposición ponen en duda la eficacia de la policía y el escaso celo que muestra el Gobierno en la lucha contra el antisemitismo.El...

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Cuatro días después del atentado antisemita en una sinagoga parisiense, Francia entera vive en pie de guerra contra el renacimiento del fascismo. Los sindicatos de la policía denunciaron ayer oficialmente la pertenencia de treinta miembros del cuerpo a un grupo neonazi. Las manifestaciones se multiplican en todo el país, y este martes, por primera vez desde los comicios legislativos de 1978, la izquierda vuelve a desfilar unida contra el racismo.

Desde la oposición ponen en duda la eficacia de la policía y el escaso celo que muestra el Gobierno en la lucha contra el antisemitismo.El atentado contra la sinagoga hebrea y el resurgir del antisemitismo ha desencadenado un vivo debate político en Francia. El partido socialista ha pedido la dimisión del ministro del Interior, Christian Bonnet, y reclama, al igual que el partido comunista, un debate en el Parlamento para adoptar medidas más enérgicas contra los grupos neonazis.

Ayer murió en el hospital la cuarta víctima de la explosión en la sinagoga de la Rue Copernic parisiense. En pleno Barrio Latino, una bomba explosionó la última noche en el coche de una pareja de turistas no judíos. A la esposa le fueron amputadas las dos piernas. En un tren de cercanías, un judío fue acuchillado por desconocidos.

El Sindicato Nacional Autónomo de Inspectores (el 80% de la policía), como otras organizaciones similares, afirmaron oficialmente que el 20% de los militantes del grupo neonazi FANE, disuelto el pasado mes de septiembre, pero reconstruido bajo la denominación Fascios Nacionalistas Europeos (FNE),son policías. El mismo sindicato acusó a las autoridades de «no depurar la policía».

Todo esto no ha hecho más que enardecer la «nueva resistencia» declarada por todos los franceses contra los brotes neofascistas que se adivinan detrás de los crímenes de París y, semanas atrás, de Bolonia y Munich. El presidente de la República, Valéry Giscard d' Estaing, ha multiplicado los mensajes a las organizaciones judías. El ministro de Justicia, Alain Peyrefitte, anunció anoche que la investigación sobre el atentado sería dirigida por el Tribunal de Seguridad del Estado «para actuar más rápidamente y golpear más fuerte".

Pero lo excepcional de las medidas no calma los ánimos de nadie. Los franceses quieren conocer a los autores del crimen y saber quién está detrás. Como Peyrefitte -que ha condenado el atentado-, nadie excluye «una provocación extranjera».

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La arrogancia de los movimientos racistas y fascistas europeos parece aumentar día a día y extenderse por todas las capitales comunitarias. Ahora le ha tocado el turno a Bélgica, informa Soledad Gallego-Díaz. El pasado fin de semana, en Amberes, ciudad con un alto índice de población judía, varios centenares de extremistas de derecha recorrieron las calles gritando «Ratas extranjeras, volved a vuestra casa», y otro pequeño grupo dio vivas a Hitler en Bruselas.

La manifestación de Amberes fue convocada por el grupo de extrema derecha Orden de Militantes Flamencos, que, como su propio nombre indica, es una organización paramilitar. Sus miembros visten uniformes de riguroso color negro.

El pretexto de esta manifestación era protestar contra el derecho de voto de los inmigrantes (marroquies, turcos, españoles e italianos, fundamentalmente).

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