La última oportunidad

Suárez preside hoy un nuevo Gabinete, el quinto en cuatro años difíciles y azarosos de transición. El desgaste experimentado por el partido gubernamental y por el propio presidente, a lo largo de estos cincuenta meses de gobernación, sin la necesaria estabilidad parlamentaria, ha sido muy grande. Tanto que no resulta exagerado pensar que Adolfo Suárez se enfrenta hoy con la última oportunidad que tiene, a la cabeza de su partido, para llegar al cumplimiento de su etapa de gobierno sin que se produzca antes una nueva convocatoria electoral o una combinación distinta del poder.La remodelación ha...

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Suárez preside hoy un nuevo Gabinete, el quinto en cuatro años difíciles y azarosos de transición. El desgaste experimentado por el partido gubernamental y por el propio presidente, a lo largo de estos cincuenta meses de gobernación, sin la necesaria estabilidad parlamentaria, ha sido muy grande. Tanto que no resulta exagerado pensar que Adolfo Suárez se enfrenta hoy con la última oportunidad que tiene, a la cabeza de su partido, para llegar al cumplimiento de su etapa de gobierno sin que se produzca antes una nueva convocatoria electoral o una combinación distinta del poder.La remodelación ha sido más amplia y profunda de lo que parecían indicar los iniciales escarceos informativos. Retornan al Gabinete algunos «notables» temporalmente apartados del Ejecutivo. Y se mantienen otros, mudando, sin embargo, de responsabilidad. Es el caso, tan importante como significativo, de Leopoldo Calvo Sotelo, ahora a la cabeza de la gestión económica. El reforzamiento personal de las carteras que se integran en este área y la trayectoria política y el buen hacer del nuevo vicepresidente parecen confirmar el criterio, tantas veces defendido desde estas páginas, de que la batalla por el saneamiento y equilibrio de la economía nacional no puede relegarse a un segundo plano, aunque la aplicación de un programa serio y coherente con la realidad tenga que pasar por ciertas coordenadas de impopularidad. ( ... )

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Sin ser más fácil, que no lo es, el tema del orden público y del terrorismo. no reclama actuaciones impopulares. La opinión pública respaldará, y aplaudirá, mayoritariamente, cualesquiera medidas de autoridad y de vigor, posibles sin mengua alguna de la democracia, que contribuyan a restablecer el imperio de la ley y la seguridad de los ciudadanos.

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Parece seguro, sin embargo, que no sea suficiente sólo este reajuste ministerial para resolver tan graves problemas. Parlamentariamente, necesita el nuevo Gobierno una base más amplia, más segura. Por ello es necesario llevar a buen puerto otra operación que ya se da por ultimada: el acuerdo con el partido de Jordi Pujol -la minoría de Convergencia- para actuar en el Congreso con la tranquilidad que proporciona una mayoría más amplia de la que ha tenido hasta ahora UCD. ( ... )

Ahora bien, evidentemente se echa de menos -porque encierra importancia política muy considerable- la ausencia, en estos pactos de un acuerdo con la minoría de Coalición Democrática.

9 de septiembre

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