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La revisión del Plan General de Madrid / y 2

A la revisión del Plan General de Madrid, las autoridades municipales de urbanismo le han llamado «la batalla de Madrid». A mí me parece una denominación acertada, porque esas mismas autoridades han dicho: «O se revisa el planeamiento de Madrid o nos obligarán a pasar a la guerrilla urbanística» (La Calle, número 123). Lo que creo que equivale a una declaración de guerra.Esta situación, que a mí me parece extraordinariamente compleja, exige una exposición muy clara, que querría desapasionadamente presentar, ya que se puede decir que he conseguido esa difícil y «habilidosa» situación de ...

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A la revisión del Plan General de Madrid, las autoridades municipales de urbanismo le han llamado «la batalla de Madrid». A mí me parece una denominación acertada, porque esas mismas autoridades han dicho: «O se revisa el planeamiento de Madrid o nos obligarán a pasar a la guerrilla urbanística» (La Calle, número 123). Lo que creo que equivale a una declaración de guerra.Esta situación, que a mí me parece extraordinariamente compleja, exige una exposición muy clara, que querría desapasionadamente presentar, ya que se puede decir que he conseguido esa difícil y «habilidosa» situación de encontrarme enfrentado con las dos partes en litigio. Conozcamos a los contendientes, las causas de su enfrentamiento, los objetivos de uno y otro bando y lo que debe decir el pueblo de Madrid, que es, a fin de cuentas, el que va a pagar las consecuencias.

Miguel Fisac es arquitecto urbanista, autor, entre otros títulos, de La molécula urbana

Estadio Santiago Bernabéu (110. 000 espectadores) 105 x 70. Presidente: Luis de Carlos. Socios: 60.000 (3.600 pesetas de cuota anual). Títulos: Veinte Ligas, catorce Copas, seis Copas de Europa y una Copa Intercontinental. Presupuesto: 1.074 millones de pesetas. Árbitros recusados: ninguno.

Existe un organismo, dependiente de la Administración central (Dirección General de Urbanismo), que se llama Coplaco (Comisión de Planeamiento y Coordinación del Area Metropolitana de Madrid), que es -según la legislación vigente- el responsable y el encargado de hacer la revisión del plan.

A este organismo, dependiente del Gobierno y, por tanto, ahorapolíticamente adscrito a la ideología de UCD, posiblemente no le agradará -es una suposiciónrealizar una revisión que lesione gravemente los intereses particulares de un sector que puede ser afin a su ideología, sabiendo como sabe que la revisión del Plan General de Madrid exige una drástica baja de las densidades de edificabilidad consentidas en el plan vigente, si se quiere parar la caótica deshumanización a la que nos dirigimos.

Esta puede ser la causa de esas dilaciones y falta de decisión en acometer la revisión del plan por parte de Coplaco.

La Gerencia Municipal de Urbanismo, órgano del urbanismo municipal, se puede decir -y yo soy testigo de mayor excepción- que está adscrita a la ideología política del PCE y le interesa que la revisión se realice en profundidad y también capitalizar políticamente, a su favor, esa actuación.

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Pero como no tiene jurisdicción legal en la revisión, actúa dentro de sus posibilidades. Retrasa -cuando le conviene- todo lo que puede la autorización de licencias, en espera de que se modifique la ordenanza en el nuevo plan, y también, para resolver los problemas pendientes, crea unas actuaciones parciales y urgentes (PAI) que vienen a ser -supongo yo- lo que han llamado «guerrillas urbanísticas».

Estas actuaciones irregulares que tienen su punto de apoyo, justificación en la dilación que está sufriendo la revisión del plan, tropiezan con el grave inconveniente, para el que ajeno a esta batalla quiera construir en Madrid, que como las actuaciones sectoriales se realizan sin orden ni concierto, las autoridades municipales disponen de un grado enorme de libertad -por su indeterminación- que pueden dar lugar no sólo a partidismos y discriminaciones, sino también a corrupción, dados los enormes intereses que estas actuaciones generan.

Me doy cuenta que estas suposiciones no se pueden presentar como sospechas fundadas si no se tiene una documentación comprobable que las respalde, pero también se puede comprender la dificultad que esas comprobaciones conllevan si esa investigación no la hacen los órganos de la Administración con autoridad para poder tener acceso a todos los documentos que sea necesario consultar. Y, en buen espíritu democrático, estas investigaciones, lejos de atentar contra la honorabilidad de nadie, son la comprobación de que el poder que se ha recibido del pueblo está en todo momento a la vista y a disposición de todas las comprobaciones que el pueblo tiene derecho a exigir.

Y otra exigencia ineludible es la de la información. Si existiera por parte de Coplaco y por parte de la Gerencia Municipal de Urbanismo una información pormenorizada, comprobable y clara, no cabrían las sospechas que ahora, sin ella, todos los que somos simplemente pueblo tenemos derecho a suponer.

Esta es -a muy grandes rasgos- la batalla de Madrid. La lucha de dos políticas que, una por dejación y otra por audaz imposición, siguen actuando sobre este Madrid, víctima, una vez más, de tanta incongruencia y de tanta incomprensión.

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