México tiene crudo garantizado para sesenta años

Las reservas petrolíferas probadas que México tiene en la actualidad superan los 60.000 millones de barriles, según los datos utilizados ayer por el presidente, José López Portillo, en su cuarto informe a la nación. Esto supone un aumento del 33% sobre las cifras que el primer mandatario mexicano manejó hace un año.A las reservas probadas se suman 38.000 millones de barriles probables y 250.000 millones de barriles posibles. En cualquier caso, México tiene garantizado petróleo durante sesenta años a una producción diaria de 2.700.000 barriles, meta fijada el pasado mes de marzo y que se es...

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Las reservas petrolíferas probadas que México tiene en la actualidad superan los 60.000 millones de barriles, según los datos utilizados ayer por el presidente, José López Portillo, en su cuarto informe a la nación. Esto supone un aumento del 33% sobre las cifras que el primer mandatario mexicano manejó hace un año.A las reservas probadas se suman 38.000 millones de barriles probables y 250.000 millones de barriles posibles. En cualquier caso, México tiene garantizado petróleo durante sesenta años a una producción diaria de 2.700.000 barriles, meta fijada el pasado mes de marzo y que se espera alcanzar a comienzos del próximo año. El hallazgo de nuevos yacimientos permite a esta nación aumentar cada año sus explotaciones petrolíferas, para cubrir por una parte el aumento espectacular de su demanda interior -el presidente López Portillo aludió ayer a una racionalización cuidadosa y a un uso más responsable del combustible- y exportar al propio tiempo cantidades lo suficientemente importantes para potenciar el desarrollo industrial del país.

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En este sentido, el presidente mexicano fue explícito: «El petróleo no es el objetivo final de los esfuerzos del régimen. Entraña para México una ocasión histórica: la oportunidad de abandonar definitivamente la situación de país que ha tenido un pasado colonial».

José López Portillo insistió, una vez más, en la propuesta presentada por su país ante las Naciones Unidas, hace ya un año, para que se elabore un plan mundial de energía, que permita el paso de la actual estructura energética, basada en la utilización a menudo abusiva de los combustibles más rápidamente agotables -principalmente el petróleo-, a un aprovechamiento racional y progresivo de las fuentes energéticas renovables.

Como una expresión parcial de este plan mundial de la energia, el presidente de México aludió al reciente convenio suscrito por este país y Venezuela para garantizar a toda Centroamérica y a las naciones del Caribe el suministro de todo el petróleo que necesiten, autorizando incluso créditos de hasta el 30% de las compras efectuadas en crudos, para que, a un interés del 4%, puedan esos países destinar tales fondos a proyectos de desarrollo. El interés se reduce incluso al 2% si los créditos se orientan hacia planes energéticos.

«Pensamos», dijo López Portillo, «que este esfuerzo de congruencia debe estimular a otros Estados a cumplir otros similares, no sólo en materia de petróleo, sino en todos los campos del desarrollo».

Acuerdos económicos

En el apartado de política exterior, citó a España como uno de los seis países no americanos con los que se han establecido acuerdos globales de cooperación económica, aunque dejó bien sentado a continuación que es propósito de México proporcionar petróleo a cambio de colaboración en el desarrollo mexicano.Al margen de los dos temas del petróleo y la política exterior, López Portillo dedicó la mayor parte de su discurso -sesenta folios leídos en más de tres horas- a exponer las realizaciones de su Gobierno y del régimen, en un tono casi siempre triunfalista, aunque ello no le impidiera reconocer graves problemas: quince millones de campesinos sin agua -más del 20% de la población-, una inflación muy alta y graves problemas alimentarios en la población rural. Todo ello englobado en una sucesión ininterrumpida de cifras sobre los logros del cuatrienio, entre los que señaló la plena escolarización para este curso, el mantenimiento de una tasa de crecimiento anual del 8% y la continuación del reparto de tierras, entre los campesinos.

Entre las medidas que anunció a corto plazo figuran un aumento de pensiones y salarios de los funcionarios en tomo a un 25 %, la contirtuidad de la lucha contra la corrupción política y administrativa, la reducción del impuesto sobre la renta en las escalas salariales más bajas, la anulación del impuesto sobre el valor añadido en los alimentos básicos y el aumento de precios en los productos suntuarios.

Todo ello en el marco de un país que tiene todavía una de las tasas de crecimiento demográfico más altas del mundo, lo que hace que sólo diecinueve millones de mexicanos activos tengan que sostener a una población de 67 millones. Por eso, y a pesar de que en la actualidad la oferta de puestos de trabajo es superior al crecimiento vegetativo -el paro se ha reducido en dos años del 8 % al 5,8 %-, López Portillo se refirió a la necesidad de reducir la natalidad hasta alcanzar la meta del 2,5%.

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