Preocupación israelí por la venta de uranio francés a lrak

Apenas recuperado de un infarto, Menájem Beguin, sin atender las prescripciones médicas que le ordenaban dos semanas de reposo, ha decidido reunir urgentemente en su domicilio un consejo de ministros para estudiar las medidas a adoptar, en vista de la «grave situación provocada por la decisión francesa de vender uranio enriquecido a lrak». Los medios gubernamentales israelíes no conceden ninguna credibilidad a las declaraciones del Gobierno de París, que asegura que los iraquíes no utilizarán militarmente el uranio.Los expertos israelíes destacan que tanto Estados Unidos como la URSS se han ne...

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Apenas recuperado de un infarto, Menájem Beguin, sin atender las prescripciones médicas que le ordenaban dos semanas de reposo, ha decidido reunir urgentemente en su domicilio un consejo de ministros para estudiar las medidas a adoptar, en vista de la «grave situación provocada por la decisión francesa de vender uranio enriquecido a lrak». Los medios gubernamentales israelíes no conceden ninguna credibilidad a las declaraciones del Gobierno de París, que asegura que los iraquíes no utilizarán militarmente el uranio.Los expertos israelíes destacan que tanto Estados Unidos como la URSS se han negado siempre a proveer a sus aliados de arsenal atómico. Y lo mismo le ha ocurrido a Gadafi, que se ha encontrado siempre con negativas absolutas, de Moscú y de Pekín, cuando ha pretendido adquirir «a no importa qué precio» armas nucleares.

«El sentido de responsabilidad por la paz del mundo debería provocar una mayor prudencia en el presidente de Francia y convencerle de no poner el arma atómica en manos de un país como Irak, conocido por su odio hacia Israel y por sus pretensiones expansionistas con respecto a los territorios vecinos árabes», escribe el influyente diario independiente Haaretz.

Por su parte, Maariv (nacionalista independiente) escribe, bajo el título «La culpabilidad de París»: «Nadie puede pretender, ni el Gobierno francés, que Irak, rico en petróleo, necesite un reactor atómico para resolver sus problemas energéticos. Nadie puede creer, y tampoco el presidente Giscard d'Estaing, que Bagdad necesita con urgencia poner en marcha el reactor que acaba de adquirir y que, por tanto, la venta de uranio enriquecido no puede esperar». El comentario concluye: «Los magnates del petróleo han comprendido que se puede comprar a la opinión pública y, a veces, hasta la política internacional. Nada extraña, pues, que ahora quieran procurarse el arma atómica».

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