El Senado investiga la crisis de Isodel

La Comisión de Peticiones del Senado designó ayer una ponencia que estudie y dictamine sobre el futuro de la empresa Isodel Sprecher. Tras una larga Crisis económica, socios, dirección, trabajadores y administración aprobaron hace meses un plan de viabilidad a cinco años que la haría de nuevo rentable; sin embargo, el problema se ha planteado ahora en la aportación de capital social (con el plan se redujo a cero y se ampliaba automáticamente a 1.400 millones), que aún falta por cubrir en un 35%.

Ante la comisión, integrada por dos miembros de UCD y uno del PSOE, declararon ayer una repr...

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La Comisión de Peticiones del Senado designó ayer una ponencia que estudie y dictamine sobre el futuro de la empresa Isodel Sprecher. Tras una larga Crisis económica, socios, dirección, trabajadores y administración aprobaron hace meses un plan de viabilidad a cinco años que la haría de nuevo rentable; sin embargo, el problema se ha planteado ahora en la aportación de capital social (con el plan se redujo a cero y se ampliaba automáticamente a 1.400 millones), que aún falta por cubrir en un 35%.

Ante la comisión, integrada por dos miembros de UCD y uno del PSOE, declararon ayer una representación de los trabajadores, el consejero delegado de la empresa y representantes de los socios más importantes de la misma. Los trabajadores denunciaron en este sentido la falta de responsabilidad de los accionistas Banesto, Bandesco e Hidrola, al no cumplir su compromiso de captar el 35 % de capital con nuevos accionistas, para hacer definitivamente posible el plan de viabilidad; también denunciaron la actitud del Ministerio de Industria y del INI por su pasividad ante un grave problema que afecta no sólo a los 1.200 trabajadores de Isodel, sino también a unos 10.000 trabajadores de la industria auxiliar.Sin embargo, parece que este punto muerto en la reflotación de Isodel no puede ser achacado estrictamente a Banesto, Bandesco e Hidrola, que cuentan en total con un 35 % del capital social.

El plan de reflotación a cinco años le suponía a los socios la reducción a cero del capital social, la ampliación automática de 1.400 millones de pesetas y no repartir dividendos durante todo el plan, como mínimo. Las entidades financieras o acreedoras deberían convertir su deuda (entonces ascendía a 2.800 millones) en capital o, alternativamente, aplazarla hasta 1993, con un interés del 5 %. A los trabajadores, una reducción de 285 puestos de trabajo durante este año, jubilaciones anticipadas para los mayores de sesenta años, que los salarios no subieran este año más del 10% y ausencia de conflictividad durante el período de vigencia del plan. Finalmente, la Administración debería contribuir agilizando el Fondo de Garantía Salarial para el pago de las indemnizaciones y aplazamiento de las deudas a la Seguridad Social.

Todas las partes (los trabajadores en referéndum) aceptaron su cota de sacrificio. Sin embargo, han fallado por el momento las gestiones realizadas por Hidrola ante FECSA, Sevillana e Iberduero, entre otras, por entender éstas que su participación supondría una puerta abierta a la entrada en otras empresas en crisis. Están aún pendientes conversaciones de la propia dirección de Isodel con varias empresas del sector privado y otra del sector público (ENDESA), que, en principio, estaría dispuesta a negociar su entrada en Isodel si previamente lo hacen otras privadas.

La empresa, a pleno rendimiento

Según el consejero delegado de Isodel, Juan Miguel Romeo, el principal problema que tiene planteado en estos momentos Isodel es que «no tiene padre», que ponga los 480 millones que le hacen falta a la empresa.

«Tras la grave crisis de meses atrás, que paralizó prácticamente la actividad de la empresa, Isodel», dijo, «funciona actualmente a ritmo acelerado, como lo demuestra que el índice de ocupación de la plantilla en talleres es ya del 60%, que el mes pasado se facturaron cien millones de pesetas, éste 120, y que en septiembre se pasará, prácticamente seguro, de los doscientos millones».

Aseguró a EL PAIS el señor Romeo que, una vez finalizado el expediente de regulación de empleo, «los trabajadores producen a plena satisfacción. Con una cartera de pedidos de mil millones de pesetas, y después de habernos autofinanciado, sería una pena», dijo, «que ahora tuviéramos que cerrar. No hemos pedido un duro a nadie y pienso que se ha demostrado, con el esfuerzo de todos, que Isodel puede ser rentable y que debe continuar».

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