Tribuna:TRIBUNA LIBRE

Demasiada OIT para tan triste espectáculo

La representación sindical que asiste a la 66ª Conferencia de la OIT, en Ginebra-, está compuesta por UGT, ELA-STV, USO, CC OO y CSUT. Su designación oficial, por el Gobierno, como representativa del movimiento obrero, se fundamenta en los resultados de las elecciones sindicales celebradas en enero de 1978. Vaya por delante que esta representación no es lo suficientemente democrática, porque quedan excluídos otros sindicatos democráticos y que nosotros venimos denunciando desde un principio.El señor Camacho -en nombre de su central, UGT y ELA-STV- ha impugnado la participación en las comisione...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La representación sindical que asiste a la 66ª Conferencia de la OIT, en Ginebra-, está compuesta por UGT, ELA-STV, USO, CC OO y CSUT. Su designación oficial, por el Gobierno, como representativa del movimiento obrero, se fundamenta en los resultados de las elecciones sindicales celebradas en enero de 1978. Vaya por delante que esta representación no es lo suficientemente democrática, porque quedan excluídos otros sindicatos democráticos y que nosotros venimos denunciando desde un principio.El señor Camacho -en nombre de su central, UGT y ELA-STV- ha impugnado la participación en las comisiones de trabajo de los delegados de USO y CSUT en la OIT, alegando que no tenemos la suficiente representatividad.

Pero, ¿qué explicación pública ha dado para intentar justificar sus venadas dictatoriales (con perdón por la expresión)?; simplemente ha dicho que no tenemos el 10% de representación que establece el Estatuto de los Trabajadores. Sin embargo, llevamos tres años asistiendo a la conferencia anual de la OIT sin ese 10%, entre otras razones porque el reglamento de dicho organismo no lo exige. De cualquier manera, exigir un grado de representatividad tan alto para cualquier participación es completamente antidemocrático y avasallador para las minorías, es implantar el bipartidismo sindical por la vía de la fuerza o, si se prefiere, al estilo fascista. No se olvide, además, que quiénes hoy nos impugnan son los mismos que llevan tres años exigiendo al Gobierno que coloque el listón de la representatividad en el 10%.

¿Qué diría el señor Camacho si un día UCD y PSOE decidieran impugnar la presencia parlamentaria del PCE y demás minorías minoritarias, por no alcanzar el 10% del total de los diputados del Parlamento? Exclamaría -y con plena razón democrática- que eso es un atropello, puro fascismo, implantación por la fuerza del bipartidismo y quién sabe cuántos epítetos más. Pues bien, éste es el triste papel antidemocrático que viene jugando el señor Camacho desde hace tres años en relación a otras fuerzas sindicales democráticas.

Se preguntarán algunos, ¿cómo es posible que gentes que tienen un pasado antifascista, se muestren, ahora y ante casos como éstos, totalmente agresivos con los sindicatos minoritarios y especialmente contra la CSUT? ¿Qué intereses ocultos pueden llevarles a utilizar tales procedimientos?

Al menos, en lo que al futuro inmediato se refiere, el telón de fondo de estas actitudes son las próximas elecciones sindicales. Los dirigentes de estos sindicatos conciben las elecciones sindicales como una auténtica guerra por la hegemonía sindical, como una guerra de siglas que posibilite el refrendo de la fuerza del PCE y del PSOE en cada momento. Sin embargo, poco 0 nada les importa a estas personas el que las elecciones sean un medio para que los trabajadores se doten de sus propios organismos, directos y representativos, que les posibiliten defender, con la máxima eficacia, sus intereses de clase.

La actitud reformista y claudicante de las centrales impugnadoras, durante estos últimos tiempos, les ha originado un creciente desprestigio ante los trabajadores y tienen sus lógicos y fundados temores de que pueden perder base electoral en las elecciones a celebrar en los meses de octubre-noviembre. Temores que, en el caso de UGT, se concretan en el miedo a perder votos a su derecha en beneficio de -USO y, en el caso de CC OO, a perderlos por su izquierda, dado el desarrollo y crecimiento de una corriente consciente, antirreforinista y antiburocrática. Ni que decir tiene que de los progresos electorales de esta corriente, el auténtico beneficiado será el movimiento obrero revolucionario e, indirectamente y en tanto que integrante de dicha corriente, también la propia CSUT.

¿Quiénes forman esa corriente y qué perspectivas tienen? Esa corriente la compone un contingente importantísimo de trabajadores, afiliados a los sindicatos revolucionarios y otro contingente -quizá, mayor aún- de trabajadores no afiliados. Y esa corriente, señores reformistas, está cogiendo cuerpo electoral. Pero, mejor que mis palabras, lo van a ratificar las candidaturas de estas características que se han formado en la Ford y en la Standard ante sus inmediatas elecciones sindicales. Aun así, lo más significativo no es el constatar la formación de estas candidaturas, sino el contenido con que se forman y sus perspectivas de futuro, desde el punto de vista del sindicalismo de clase y revolucionario: su contenido, porque estas candidaturas adoptan unas posiciones y un comportamiento antiburocrático y antirreformista y parten de potenciar al máximo el movimiento asambleario, de someterse a la voluntad de los trabajadores, de no tomar acuerdos a sus espaldas ni claudicar ante los empresarios y de informar siempre con veracidad, convenga o no convenga a la empresa, y todo ello con el fin exclusivo de defender con la máxima fuerza los intereses de los trabajadores; sus perspectivas, porque se están configurando, de hecho, en una opción alternativa del movimiento obrero, en una opción de avance y de cambio, en la única perspectiva digna, revolucionaria y honesta, capaz de ir sacando a los trabajadores del desencanto y apatía en que los ha sumido la burocracia y el entreguismo sindical reformista.

Jerónimo Lorente Hernández es secretario general de la CSUT.

Archivado En