Pesquero español, ametrallado por una patrullera mauritana

«Los miembros de la lancha patrullera mauritana tiraban a matar», manifestaron los tripulantes del pesquero español Juancho, con matrícula de Vigo y base en Las Palmas, que llegaron al puerto de La Luz después de sufrir una agresión cuando se encontraban faenando frente a las costas del Sahara, muy cerca de la frontera con Mauritania.Los marineros, algunos de los cuales adquirieron inmediatamente el billete de avión para regresar a tierra gallega, manifestaron que vieron acercarse al arrastrero una patrullera al mismo tiempo que el patrón les gritó: «Todos a la sala de máquinas». Pos...

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«Los miembros de la lancha patrullera mauritana tiraban a matar», manifestaron los tripulantes del pesquero español Juancho, con matrícula de Vigo y base en Las Palmas, que llegaron al puerto de La Luz después de sufrir una agresión cuando se encontraban faenando frente a las costas del Sahara, muy cerca de la frontera con Mauritania.Los marineros, algunos de los cuales adquirieron inmediatamente el billete de avión para regresar a tierra gallega, manifestaron que vieron acercarse al arrastrero una patrullera al mismo tiempo que el patrón les gritó: «Todos a la sala de máquinas». Posteriormente, la lancha comenzó a disparar sobre el pesquero: «Tuvimos que abandonar las artes de pesca en el mar y salir a toda prisa con el piloto automático».

Los disparos tuvieron que ser provocados con armas pesadas y de largo alcance si se tiene en cuenta el diámetro de los impactos de los proyectiles en el casco del pesquero. Tres balsas de salvamento fueron afectadas por los disparos, así como un radar situado en la banda de estribor, el aparato de navegación, la sonda de estribor, la telefonía de onda corta, un receptor y diversas antenas de los radares.

El pesquero llevaba algo más de un mes pescando cefalópodos y ya tenía en sus bodegas un total de setenta toneladas de captura, estimándose su valor en unos once millones de pesetas.

Según los marineros, la lancha militar mauritana les disparó sin previo aviso desde una distancia de cien metros. «Observamos al principio cómo se acercaba, y optamos por quedar a la espera por si enviaban algunas instrucciones, sin embargo, comenzaron a disparar, creemos que alguno de nosotros no está muerto en estos momentos de verdadero milagro».

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