Cartas al director

Fiestas en Malasaña

Quisiera que se me respondiera a una pregunta que, supongo, más de un lector se habrá formulado al hojear este periódico durante el último fin de semana: ¿por qué no se ha cubierto la información sobre las fiestas del Dos de Mayo que se han celebrado en el barrio de Malasaña, del 31 de abril al 3 de mayo, y que han concrentrado en el barrio durante todos esos días a varios miles de madrileños?Dos aspectos, por lo menos, de estos festejos merecerían haber llamado la atención de los informadores, si realmente desean actuar como tal y no como instrumentos de intereses, en principio, ajenos a la p...

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Quisiera que se me respondiera a una pregunta que, supongo, más de un lector se habrá formulado al hojear este periódico durante el último fin de semana: ¿por qué no se ha cubierto la información sobre las fiestas del Dos de Mayo que se han celebrado en el barrio de Malasaña, del 31 de abril al 3 de mayo, y que han concrentrado en el barrio durante todos esos días a varios miles de madrileños?Dos aspectos, por lo menos, de estos festejos merecerían haber llamado la atención de los informadores, si realmente desean actuar como tal y no como instrumentos de intereses, en principio, ajenos a la profesión periodística. Un primer aspecto, cultural, sociológico, de renacimiento y conservación, por quinto año consecutivo, de unas fiestas que han conseguido hace convivir y divertirse juntos, tanto a los habitantes del barrio como a los de otras zonas, deseosos de recuperar su identidad, aunque sólo fuera por unas horas. Pero sobre todo, alguien debería de haber resaltado el triunfo pacífico de una comunidad que se opuso colectivamente a las amenazas de grupos de extrema derecha, que desde los primeros momentos de la preparación de las fiestas intentaron «cargárselas», según su propia terminología, llegando a planear absurdas manifestaciones que invadirían la plaza del Dos de Mayo cuando esta estuviera el plenos festejos.

Cuando la mayoría de los medios informativos han insistido repetidamente en la heroicidad del gesto de un industrial vasco oponiéndose al pago del tributo a ETA, resulta extraño que no hayan publicado ni una palabra sobre el gesto, no menos válido, de una comunidad que, con dignidad, ha podido demostrar a los pájaros de mal agüero, por no llamarles de

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otra manera, que la convivencia y el espíritu lúdico todavía son posibles frente al chantaje de la agresión./

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