Cartas al Rey y a Suárez para que la Guardia Civil sea Cuerpo militar

«Ante el dolor que para el firmante supone la posibilidad de que Vuestra Majestad deje de ser mi capitán general al no quedar incluido mi Cuerpo en las Fuerzas Armadas, ruego a Vuestra Majestad que admita el presente escrito». Así termina el texto de una carta que en estos días ha circulado en copias entre miembros de la Guardia Civil, para ser firmada y enviada al Rey, oponiéndose a la aprobación del proyecto de ley orgánica de la Defensa Nacional. Un número considerable de estas cartas se ha recibido ya en la Zarzuela.

También circula otra serie de copias de un texto, esta vez dirigid...

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«Ante el dolor que para el firmante supone la posibilidad de que Vuestra Majestad deje de ser mi capitán general al no quedar incluido mi Cuerpo en las Fuerzas Armadas, ruego a Vuestra Majestad que admita el presente escrito». Así termina el texto de una carta que en estos días ha circulado en copias entre miembros de la Guardia Civil, para ser firmada y enviada al Rey, oponiéndose a la aprobación del proyecto de ley orgánica de la Defensa Nacional. Un número considerable de estas cartas se ha recibido ya en la Zarzuela.

También circula otra serie de copias de un texto, esta vez dirigido al presidente del Gobierno, con la misma finalidad. La carta al Rey está redactada en forma de comparecencia, «a tenor de lo dispuesto en el artículo 202 de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas», que dispone que todo militar podrá dirigirse a un superior jerárquico para asuntos no específicos del servicio.El texto fotocopiado, al que ha tenido acceso EL PAÍS, tiene un apartado en cabeza para que el firmante escriba su nombre, seguido de la expresión «de la Guardia Civil», y en su primer párrafo expresa «la gran preocupación que siente (el firmante) ante la posibilidad de que se convierta en norma legal el actual proyecto de la «ley orgánica por la que se regulan los criterios básicos de la defensa nacional y de la organización militar», en los términos en que ha sido enviada al Senado, toda vez que no incluye a la Guardia Civil en el Ejército de Tierra y, por consiguiente, en las Fuerzas Armadas».

La misma carta al Rey dice además que «esta preocupación ha sido expuesta personalmente al excelentísimo señor presidente del Gobierno, ejercitando el derecho de petición». Esta segunda carta, dirigida al presidente del Gobierno, tiene más del doble de extensión que la del Rey, y expone una serie de argumentos contra el proyecto de ley en cuestión.

Al igual que la primera, en el encabezamiento hay un espacio para el nombre del firmante, seguido de la expresión «de la Guardia Civil, con carnet militar número ... ». Se ampara en el artículo 29 de la Constitución y el 199 de las Reales Ordenanzas, que recogen el derecho de petición para el personal armado.

Entre otras cosas, se afirma en el texto que la nueva ley de la Defensa, «por su categoría de orgánica, a la par que inspirada en los principios de una nueva Constitución, deroga todas las anteriores en lo que se opongan a ella y, por esto, el Cuerpo de la Guardia Civil dejaría de estar integrado en el Ejército de Tierra, al que siempre ha pertenecido».

Dice también la carta que la pertenencia de la Guardia Civil a las Fuerzas Armadas está «en la misma línea que siguen varios países europeos de gran tradición democrática», y que tradicionalmente no ha sido un obstáculo para el mejor servicio al pueblo español, sino que «tal integración ha permitido la imparcialidad en la conducta corporativa al poner por encima de dignos intereses de partido los supremos intereses nacionales».

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Otro, párrafo explica que el firmante está en condiciones de asegurar, por sus relaciones profesionales, «que somos muchos los guardias civiles que ahora esperábamos la reorganización de la Guardia Civil para hacerla perfecta en lo posible». La carta termina pidiendo al presidente que «haga lo que en su mano esté para que la futura ley recoja expresamente que la Guardia Civil es un cuerpo del Ejército de Tierra. Muchos guardias civiles lo agradeceríamos siempre».

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