Cartas al director

La destrucción del socialismo

Cualquier dirigente de un partido político medianamente pundonoroso, cuando sufre un fracaso electoral, dimite. El partido de Felipe González y Alfonso Guerra, que antes fue el glorioso Partido Socialista, que fundó el abuelo Pablo Iglesias -orgullo y guía hasta después de muerto de los que nos sentimos socialistas bajo la dictadura de estos dos señores, ha sufrido las derrotas más espectaculares de su historia.En las primeras elecciones, en las que todos los socialistas ayudamos a nuestro partido, obtuvimos un gran triunfo, ya que, como partido, fue el que más votos cosechó, si ...

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Cualquier dirigente de un partido político medianamente pundonoroso, cuando sufre un fracaso electoral, dimite. El partido de Felipe González y Alfonso Guerra, que antes fue el glorioso Partido Socialista, que fundó el abuelo Pablo Iglesias -orgullo y guía hasta después de muerto de los que nos sentimos socialistas bajo la dictadura de estos dos señores, ha sufrido las derrotas más espectaculares de su historia.En las primeras elecciones, en las que todos los socialistas ayudamos a nuestro partido, obtuvimos un gran triunfo, ya que, como partido, fue el que más votos cosechó, si bien es cierto que algunos de aquellos candidatos merecían escribir sus nombres con minúsculas. Pero en aquellas elecciones, y en las siguientes más aún, Alfonso Guerra ya eliminaba de las candidaturas a compañeros que había nombrado la base democráticamente, sustituyéndolos a su capricho.

Mientras en las elecciones del 15-J, el PSOE y el PSP consiguieron un total de más de seis millones de votos, en las municipales, del 3 de abril del pasado año, sólo consiguieron cuatro millones y medio. Una derrota más reciente ha sido la del País Vasco, país de rancia solera socialista, sobre todo Bilbao, donde trabajó Indalecio Prieto. Y qué decir del rotundo fracaso en Cataluña, también de raigambre socialista. En el 154 consiguió el partido de Pablo Iglesias cerca de 900.000 votos. En las de marzo pasado, el partido de Felipe González sólo consguió algo

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menos de 600.000. Y es que el partido de estos dos señores ya no ofrece ninguna credibilidad a los trabajadores. Lo que no coinsiguiera el Caudillo lo están consiguiendo Felipe González y Alfonso Guerra: la destrucción del socialismo.

Ex presidente provincial del PSOE de

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