"Aquello era un infierno", afirma en Las Palmas uno de los supervivientes del "María Alejandra"

«Oí muchos gritos de compañeros en medio del fuego y se lamentaban de las quemaduras; vi también a siete u ocho que intentaban agarrar un bote para escapar del fuego; aquello era un verdadero infierno», declaró a su llegada a Las Palmas ayer el superviviente y segundo oficial del petrolero María Alejandra, Ignacio Boy Cutillas. Con él venían Mauro Rodríguez Cubas, segundo oficial; Cayetano García García, oficial de máquinas, y los mozos José Antonio Núñez Vila y José Iglesias Parcero, también supervivientes de la dramática tragedia. Los cuatro llegaron a Las Palmas en un helicóptero que les tr...

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«Oí muchos gritos de compañeros en medio del fuego y se lamentaban de las quemaduras; vi también a siete u ocho que intentaban agarrar un bote para escapar del fuego; aquello era un verdadero infierno», declaró a su llegada a Las Palmas ayer el superviviente y segundo oficial del petrolero María Alejandra, Ignacio Boy Cutillas. Con él venían Mauro Rodríguez Cubas, segundo oficial; Cayetano García García, oficial de máquinas, y los mozos José Antonio Núñez Vila y José Iglesias Parcero, también supervivientes de la dramática tragedia. Los cuatro llegaron a Las Palmas en un helicóptero que les transportó desde el buque liberiano Sequoia.

Fueron recibidos, además de por las autoridades civiles y de la Comandancia Militar de Marina, por representantes de la empresa Mar Oil, SA, y familiares canarios de algunas víctimas desaparecidas. El que hizo las funciones de portavoz fue Ignacio Boy, que relató así lo sucedido:«Yo estaba de guardia en el puente cuando se produjo una primera explosión; serían las 13.30, precisamente cuando estaba pasando la meridiana. Todos los cristales se rompieron e inmediatamente se produjo una segunda explosión. Salí corriendo para dar la alarma, cuando el barco ya comenzaba a inclinarse de proa; se produjo una tercera explosión y entonces salí despedido. Calculo que a los veinte segundos de producirse la primera explosión ya me encontraba en el agua y comencé a nadar desesperadamente. No vi al petrolero hundirse, pues en ese momento sólo pensé en apartarme del fuego y que no me cogiera el remolino del barco al hundirse. »

El segundo oficial añadió que vio un bote tumbado y varios compañeros que se acercaban. Entre cinco intentaron ponerlo a flote, pero no lo lograron. «Muchos murieron», dijo, «por corte de digestión, pues habíamos almorzado media hora antes; a mí también se me cortó, pero no fui al fondo porque tenía un chaleco salvavidas puesto. Más tarde vi a varios compañeros en la superficie agarrados a cualquier cosa, y así estuvimos hasta localizar una balsa; serían las veintidós horas cuando divisamos al primer barco que nos recogió posteriormente.»

Juan Antonio Núñez, por su parte, manifestó que se encontraba limpiando la piscina del barco cuando se produjeron las explosiones: «Me pude agarrar a una barandilla, y en ese momento una fuerte ola me lanzó al mar; me agarré a un bidón y después de varias horas pude llegar a una balsa. No vi hundirse el barco, pues había mucho humo, y en ese momento sólo pensé en escapar del fuego.»

Por otro lado, José Iglesias se encontraba duchándose cuando se produjo el siniestro: «Bajé con rapidez a cubierta y ya me vi nadando hasta que pude llegar a una balsa, la que abandoné posteriormente cuando se acercaba el fuego; más tarde me reuní con los pocos que sobrevivieron.

Identificados los cadáveres

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En la mañana de ayer, asímismo, llegó al puerto de La Luz el buque chipriota Luhesand, que transportaba los cadáveres de siete tripulantes que fueron encontrados flotando en las inmediaciones del lugar del suceso por los diferentes buques que han estado rastreando intensamente la zona en las últimas 48 horas.El carguero chipriota, que arribó con bandera a media asta, fue recibido por una multitud de curiosos, la mayoría de ellos trabajadores portuarios, así como por las autoridades de Marina y el gobernador civil de Las Palmas.

Posteriormente se procedió al desembarco de los cadáveres y fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense para proceder a su identificación. Una vez examinados y, en algún caso, reconocidos por algunos familiares, se dio la siguiente lista oficial de nombres: José María Castro Dieles, natural de La Coruña; Pedro Cantón Flandes, de Melilla; José Hurtado Alba, de Tenerife: Juan José Romaní Lestón, de Vigo; Cecilio Cabrera Pérez, de Tenerife; Severiano Rosado Mesa, de Tenerife, y José García Montenegro, de Las Palmas. Se da la circunstancia de que este último fue identificado por su propio hermano, que acudió al Instituto con esta finalidad.

En el momento de desembarcar los cuerpos sin vida de los tripulantes del petrolero María Alejandra se encontraba en el muelle el director general de Transportes Marítimos, señor Rodríguez Guerra, quien manifestó, con respecto al origen de la tragedia, que «de momento no se pueden aventurar hipótesis, aunque lo que parece más probable es que la explosión del buque fuera debida a los gases acumulados en sus bodegas».

Declaraciones de Julio Cienfuegos

«Nos preocupa la situación de los familiares de las víctimas», declaró ayer, a su llegada al aeropuerto de Las Palmas, el presidente nacional del Instituto Social de la Marina, Julio Cienfuegos, que se trasladó a esta capital para seguir de cerca el caso del petrolero hundido.En lo que respecta al tipo de ayudas que serían acordadas por el Instituto Social de la Marina para los familiares, comentó que «como fallecidos en accidente de trabajo corresponde a sus familiares una pensión que ya ha sido calculada». Añadió que no es competencia del Instituto pagar esa pensión, por cuanto que la tripulación estaba afiliada a una mutua de seguro privada. «De todas maneras», dijo, «a nosotros nos preocupa la situación en que pueden quedar los familiares de las víctimas, y por esa razón ha venido a Canarias. En estos casos, el Instituto Social de la Marina otorga una ayuda inmediata de carácter graciable cifrada en unas 60.000 pesetas.»

Según las primeras estimaciones, no desmentidas por Julio Cienfuegos, la capitalización de indemnizaciones por parte de la mutua aseguradora a los familiares de las víctimas oscilará alrededor de los setecientos millones de pesetas, y la pérdida del buque costará a la firma aseguradora unos 3.000 millones, cantidad que será financiada por una entidad bancaria con la que existía previamente establecido un compromiso para el caso de un accidente como el que se ha registrado.

«El barco se hallaba en perfectas condiciones de servicio desde cualquier punto de vista de seguridad», ha manifestado, en Las Palmas, el director general de la empresa Mar Oil, SA, Antonio Vila, que se desplazó con toda urgencia a Las Palmas nada más conocer la tragedia.

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