Campaña al Parlamento catalán

La falta de aparato dificulta la campaña de UCD

Los principales dirigentes de UCD tienen dificultades para poder or,ganizar actos electorales incluso en la propia ciudad de Barcelona, según ha sabido este diario en altas fuentes del partido del Gobierno. «De hecho, carecemos de organización en los distritos municipales barceloneses, después de la exclusión de Folchi, cuyos seguidores controlaban los mecanismos del partido», afirmó una de las fuentes.Juan-José Folchi y sus seguidores habían dedicado casi todos sus esfuerzos al control del aparato burocrático de UCD. Su labor política real y su imagen pública -así como la gestión personal de ...

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Los principales dirigentes de UCD tienen dificultades para poder or,ganizar actos electorales incluso en la propia ciudad de Barcelona, según ha sabido este diario en altas fuentes del partido del Gobierno. «De hecho, carecemos de organización en los distritos municipales barceloneses, después de la exclusión de Folchi, cuyos seguidores controlaban los mecanismos del partido», afirmó una de las fuentes.Juan-José Folchi y sus seguidores habían dedicado casi todos sus esfuerzos al control del aparato burocrático de UCD. Su labor política real y su imagen pública -así como la gestión personal de Folchi en la Generalidad- eran extremadamente deficientes, pero su dedicación a los mecanismos de control burocrático del partido generó fidelidades personales e intereses difíciles de desplazar.

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Esta circunstancia se traduce en dificultades de orden muy menor, como son el desconocimiento de la utilización de locales cívicos de los barrios, que cortocircuitan las labores propias de una campaña electoral. «El consejero de Economía de la Generalidad y número dos de la lista por Barcelona», manifestó una fuente, «ha tenido que sustituir actos electorales en barrios por firma de libros suyos en librerías de esos mismos barrios, ante la imposibilidad de hallar un local para dar una conferencia o montar un acto electoral.»

Otra fuente de UCD, con responsabilidades públicas, constató la diferencia existente entre la poca asistencia a los mítines y la notable presencia de todo tipo de personas en reuniones empresariales, cívicas o profesionales, destinadas a abordar problemas específicos, ajenos a la vida política y electoral. «No es que la gente haya perdido interés por las cuestiones cívicas», afirmó la fuente, «sino que no ve cómo la vida política oficial y las elecciones pueden incidir en los temas que realmente le preocupan.»

En el orden interno, un posible revés electoral para UCD en las próximas elecciones puede prestarse a confusión, en cuanto a significado. En efecto, la desaparición de Folchi y sus seguidores y el ascenso de Cañellas y Punset son hechos objetivamente positivos, por cuanto que, como mínimo, dan una imagen de mayor catalanidad al partido y la alejan del franquismo puro y duro al que tan bien sirvió Folchi en el pasado.

Pero estas cuestiones pueden ser mejor apreciadas por los partidos antagónicos a UCD que no por sus votantes, en particular si se tiene en cuenta que en Cataluña, en estas elecciones aún más que en otras, no hay nada importante a la derecha de UCD. De este modo, lo que es un cambio hacia mejor -o simplemente hacia más liberal- puede no ser seguido por un electorado que si bien en parte es de centro, también es, en cantidad apreciable, de derecha.

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