Cnirac se opone a la Conferencia de Seguridad de Madrid

De no variar la situación de crisis internacional presente, la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, prevista para el otoño próximo en Madrid, no debiera celebrarse, estimó el líder del neogaullismo francés, Jacques Chirac, en una rueda de prensa internacional que cerró el paréntesis del silencio, de un año, que se impuso el hermano-enemigo del presidente Valery Giscard d'Estaing.Ante más de trescientos periodistas analizó la situación internacional y los problemas económicos y políticos interiores. Se negó a polemizar sobre sus divergencias con el actual presidente y...

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De no variar la situación de crisis internacional presente, la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, prevista para el otoño próximo en Madrid, no debiera celebrarse, estimó el líder del neogaullismo francés, Jacques Chirac, en una rueda de prensa internacional que cerró el paréntesis del silencio, de un año, que se impuso el hermano-enemigo del presidente Valery Giscard d'Estaing.Ante más de trescientos periodistas analizó la situación internacional y los problemas económicos y políticos interiores. Se negó a polemizar sobre sus divergencias con el actual presidente y a evocar su posible candidatura a la presidencia de la República en 1981. Sobre este punto, ni negó ni afirmó, pero toda su exposición fue destinada a enmarcar su imagen entre los hombres políticos franceses que, llegado el momento, podrían ocupar el palacio del Elíseo.

Refiriéndose a la Conferencia sobre la Seguridad Europea en Madrid, el señor Chirac la consideró inconcebible en la situación presente, y por ello, «Francia no tiene ningún interés en asistir, de no variar el clima actual». Respondiendo a una cuestión sobre la ampliación del Mercado Común, el líder del chiraquismo reiteró su posición tradicional, es decir, «en la situación actual, la ampliación de la Comunidad presenta peligros considerables, y Europa no está preparada para afrontarlos».

Hace un año que el señor Chirac, tras varias intervenciones «agitadas» contra el presidente de la República, se impuso una especie de «travesía del desierto», destinada a rehacer su imagen deteriorada de hombre presidenciable. En este sentido, su reaparición de ayer, en el marco de la vida política interior, constituye un acontecimiento. La crisis internacional y sus destrozos en el campo de la oposición (socialistas y comunistas) hace más verosímil, a su entender, la idea últimamente desarrollada por los gaullistas, según la cual, «la alternativa en Francia somos nosotros».

Para hacer olvidar al hombre intempestivo y duro (variante ultraderechista de la mayoría que los giscardianos se han esforzado en acreditar), el señor Chirac, new look, se manifestó esencialmente favorable a la política exterior francesa de crisis que conduce el señor Giscard. Subrayó la dimensión inalienable de la independencia francesa, y en este sentido propuso el refuerzo inmediato y la modernización de la fuerza de disuasión, consistente en la construcción de quince submarinos atómicos (Francia dispone de seis actualmente).

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