Aguirre Gozalo elogia a Abril en la junta del Guipuzcoano

José María Aguirre Gozalo, presidente del Banco Guipuzcoano, de Banesto, de Agromán y de Bandesco, y una de las últimas, instituciones vivientes de la gran banca nacional, presidió ayer en San Sebastián la junta general del Guipuzcoano, «su banco», en la fecha ya tradicional del primer sábado del mes de febrero.

La importancia de esta junta viene dada más por los pronósticos y opiniones sobre lo que será el año recién iniciado que acostumbra a emitir el presidente que por los resultados de la propia entidad.En esta ocasión no defraudó a su auditorio y dedicó al vicepresidente económ...

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José María Aguirre Gozalo, presidente del Banco Guipuzcoano, de Banesto, de Agromán y de Bandesco, y una de las últimas, instituciones vivientes de la gran banca nacional, presidió ayer en San Sebastián la junta general del Guipuzcoano, «su banco», en la fecha ya tradicional del primer sábado del mes de febrero.

La importancia de esta junta viene dada más por los pronósticos y opiniones sobre lo que será el año recién iniciado que acostumbra a emitir el presidente que por los resultados de la propia entidad.En esta ocasión no defraudó a su auditorio y dedicó al vicepresidente económico, Abril Martorel, palabras de alabanza. En concreto, se refirió a él calificándole de «inteligente y discreto», y tachó de injustificada la campaña de opinión desatada en su contra. «Esto», dijo, «a pesar de que yo personalmente me siento perjudicado con el reciente decreto por el que se congelan las retribuciones a los miembros de los consejos de administración. Reconoció, no obstante, que la duplicidad de sus atribuciones, en el campo político y en el económico, le hacían en ocasiones adoptar posturas más relacionadas con la política que con la economía.

La parte de su intervención que tradicionalmente dedica al análisis de la coyuntura general tuvo un claro título de «incertidumbre». Incertidumbre que él calificó a todos los niveles y en todos los países de situación prebélica poco definida, pero latente, y que dificulta grandemente la emisión de pronósticos sobre lo que será la actividad económica este año.

A lo que sí se refirió es al pesimismo reinante y del que no se sustrae el Gobierno, calificándolo de circunstancia muy negativa. Comentó a continuación el mal ambiente laboral que existe, lo que constituyó una constante en su intervención, y a la falta de disciplina en ,el trabajo, diciendo que había que atajar este problema de forma inmediata si se quiere salir de la situación negativa que atravesamos.

También negó la posibilidad de un crash en la economía nacional como el que devastó los mercados americanos en 1929, criticando la solución de «pacto social», que habían asumido diversos Gobiernos occidentales.

La solución a la actual crisis la centró en una reactivación del consumo, y con ello, de la producción, -para lo que aportó tres soluciones:

- Disminuir los gastos financieros mediante una reducción en el precio del dinero, que debería venir por la vía de una sustancial liberalización en el acceso a los mercados monetarios internacionales.

- Aumentar la productividad mediante programas de formación profesional a los parados y restablecimiento de la disciplina y el orden dentro de las empresas.

- Disminuir la presión fiscal a las empresas.

También tocó el tema del petróleo, diciendo que el 3% de incremento sobre el producto nacional bruto que nos va a suponer la factura petrolífera habría que asimilarlo incrementando la citada magnitud en otro tanto, «para, por lo menos, seguir viviendo igual». Asimismo se refirió a que las previsiones de la OCDE sobre un crecimiento del 1% en el PNB en nuestro país podrían no ser exactas. «De hecho, no suelen acertar casi nunca», matizó.

Y terminó diciendo que había que estimular la demanda de consumo por la vía del crédito, en lugar de aplicar políticas monetarias restrictivas, fomentando la construcción en su rama de edificación, por la capacidad de creación de demanda en los más diversos sectores que ésta tiene.

En lo que se refiere al ejercicio concreto del Banco Guipuzcoano, lo calificó de bueno. Los beneficios netos se elevaron a 570 millones de pesetas -43 millones más que el año pasado- lo que constituye un beneficio récord en la historia de la institución.

El dividendo repartido ha sido el máximo autorizado por la ley, esto es, el 6% del capital más las reservas.

Anunció una ampliación de capital a desarrollar en breve plazo -previsiblemente durante el mes de marzo- en la proporción de una acción nueva por cada cinco antiguas, sin ningún desembolso para el suscriptor.

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