Hacia la normalización de relaciones entre Argelia y Francia

El ministro argelino de Asuntos Exteriores, Mohamed Benyahia, se manifestó «optimista», ayer, tras sus primeras entrevistas en París con el presidente Valery Giscard d'Estaing y con su colega francés, Jean Francois Poncet. La cumbre franco-argelina, «altamente política», se valora como «muy importante» por ambas partes, y hoy, al final de las conversaciones, debiera saldarse con la oficialización de una nueva «entente» entre París y Argel.

Hacía siete años que un ministro argelino de Exteriores no viajaba a París oficialmente. Durante este tiempo, salvo un paréntesis breve en 1975, ...

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El ministro argelino de Asuntos Exteriores, Mohamed Benyahia, se manifestó «optimista», ayer, tras sus primeras entrevistas en París con el presidente Valery Giscard d'Estaing y con su colega francés, Jean Francois Poncet. La cumbre franco-argelina, «altamente política», se valora como «muy importante» por ambas partes, y hoy, al final de las conversaciones, debiera saldarse con la oficialización de una nueva «entente» entre París y Argel.

Hacía siete años que un ministro argelino de Exteriores no viajaba a París oficialmente. Durante este tiempo, salvo un paréntesis breve en 1975, las relaciones entre Francia y su antigua colonia han sido malas y, en un par de ocasiones, la palabra «ruptura» se ha pronunciado de un lado y del otro del Mediterráneo. El problema saharaui y los casi 900.000 argelinos emigrantes que viven en Francia han sido las dos razones esenciales de las difíciles relaciones francoargelinas. La política intervencionista de París en África y, en el plano bilateral, el saldo de la balanza comercial, favorable a Francia, han influido también poderosamente en un diálogo que empezó a normalizarse realmente cuando, en junio el señor Poncet viajó a Argel.El problema del Sahara ha dejado de ser el tema más conflictivo de las relaciones entre los dos países. Las autoridades francesas, últimamente, se han distanciado de las tesis marroquíes: el ministro de Exteriores, Poncet, ha reiterado que «la solución del problema saharaui es político y nosotros deseamos una negociación entre todas las partes Interesadas conforme a las resoluciones de la ONU y de la OUA». El Quai d'Orsay (sede del Ministerio de Exteriores) ha recordado, en esta ocasión, que el del Sahara «es un problema de descolonización». En estas circunstancias, los observadores se preguntan aquí si París y Argel, al final de esta cumbre, no habrán encontrado una salida airosa a la delicada situación del rey de Marruecos.

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