El Ayuntamiento consigue piso a la familia que durmió en la calle

Marcial Flores, su mujer y sus tres niños, que quedaron en la calle después de que la piqueta destruyera la casa que habían ocupado, se trasladaron ayer a una pensión, situada en el número 3 de la calle del Conde de Romanones, hasta que esté arreglado un piso que la junta municipal de distrito les ha habilitado.

Durante todo el día de ayer se recibieron en este periódico numerosas llamadas de personas que querían ayudar económicamente a la familia o hacerse cargo de los niños -tres menores de cinco años. el más pequeño con un fuerte catarro- hasta que la situación se arreglara. La Coord...

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Marcial Flores, su mujer y sus tres niños, que quedaron en la calle después de que la piqueta destruyera la casa que habían ocupado, se trasladaron ayer a una pensión, situada en el número 3 de la calle del Conde de Romanones, hasta que esté arreglado un piso que la junta municipal de distrito les ha habilitado.

Durante todo el día de ayer se recibieron en este periódico numerosas llamadas de personas que querían ayudar económicamente a la familia o hacerse cargo de los niños -tres menores de cinco años. el más pequeño con un fuerte catarro- hasta que la situación se arreglara. La Coordinadora de Chabolistas de Carabanchel Bajo recordó que el INV tiene más de un centenar de viviendas desocupadas en el barrio y pidió que esta familia se alojara en una de ellas.A media tarde, la familia se enteró de que el Ayuntamiento les pagaba el alojamiento en una pensión hasta que estuviera debidamente acondicionada una vivienda situada en el camino de Villaverde, de propiedad municipal y en la que es necesario hacer algunas reparaciones.

Durante la noche del martes -el mismo día en que se quedaron en la calle- la familia permaneció en el solar hasta casi media noche. Los llantos de los niños y las toses del más pequeño aconsejaron a la madre a buscar un refugio, y se fue con los tres niños a dormir al local de la asociación de vecinos donde, pese a las incomodidades, improvisaron una cama y pudieron resguardarse en parte del frío. El marido, Marcial Flores, continuó su silenciosa protesta durante toda la noche. La lumbre, alimentada por leña, que llevaron los vecinos -muchos visiblemente afectados por la situación de la familia-, le sirvió de refugio y compañía.

Algunas personas de la asociación de vecinos intentaron abrir alguno de los pisos vacíos, propiedad del INV, que hay deshabitados en el barrio de Quintana, pero fue prácticamente imposible.

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