Próxima llegada de los primeros repatriados del sureste asiático

Mañana, jueves, probablemente, quedará ultimado el plan para la repatriación a España de mil refugiados del sureste asiático. Según el compromiso adquirido por nuestro país con la Organización de las Naciones Unidas. La llegada comenzará a primeros de noviembre. Con este gesto, nuestro país contribuye a mitigar el sufrimiento de un millón de personas que viven como excrementos vomitados por las convulsiones políticas y bélicas de sus respectivos países. Informa Jesús de las Heras.

Los primeros 250 survietnamitas, camboyanos y laosianos -no tailandeses, como han difundido algunos medios-...

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Mañana, jueves, probablemente, quedará ultimado el plan para la repatriación a España de mil refugiados del sureste asiático. Según el compromiso adquirido por nuestro país con la Organización de las Naciones Unidas. La llegada comenzará a primeros de noviembre. Con este gesto, nuestro país contribuye a mitigar el sufrimiento de un millón de personas que viven como excrementos vomitados por las convulsiones políticas y bélicas de sus respectivos países. Informa Jesús de las Heras.

Los primeros 250 survietnamitas, camboyanos y laosianos -no tailandeses, como han difundido algunos medios- que serán repatriados en España llegarán a nuestro país, casi con seguridad, en la primera semana del mes próximo. A este primer grupo seguirán otros en meses sucesivos.El comité español de ayuda se reúne mañana para ultimar puntos. España admitirá el asentamiento de mil refugiados del sureste asiático, según compromiso adquirido con la ONU el pasado mes de julio. Su totalidad estará integrada en suelo español en marzo del año próximo.

«Esta contribución española tiene un carácter simbólico y se ha hecho de acuerdo con las posibilidades de nuestro país», aclara el embajador José Pérez del Arco, presidente del comité de asentamiento en España de dichos refugiados. «En la actualidad, el número de personas que aún quedan en campos de refugiados o en barcos que vagan por aguas asiáticas se estima no inferior al millón», añade Pérez del Arco.

Este millón de huidos de sus respectivos países -algunos miles han sido ya repatriados en países occidentales- se encuentran a bordo de barcos errantes frente a Hong-Kong, Tailandia y Filipinas, o en campos de refugiados en esas mismas áreas y en Indonesia.

Muchos de ellos, «una legión de enfermos y extenuados, principalmente niños», están condenados a morir, según las organizaciones de ayuda internacionales, si las consideraciones políticas no ceden paso a criterios humanitarios.

La llegada a España corre a cargo de la ONU a través del Alto Comité de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que tiene delegación en nuestro país.

«La selección de los repatriados a nuestro país se hará por nuestros embajadores en los puntos donde se encuentran y el cónsul de Hong-Kong», informa Pérez del Arco. «Esta selección se hará por familias», añade.

«No vamos a traer niños menores de catorce años no acompañados. Queremos evitar problemas jurídicos y emocionales que pudieran derivarse de adopciones precipitadas. No va a haber adopción de niños. Se han dado casos en otros países en que, tras adoptar a un niño dado por huérfano, posteriormente se halló su familia.»

El presidente del comité español es tajante en este punto. «Se han recibido unas mil cartas de familias españolas que se ofrecen para adoptar niños. Se les va a contestar a todos por escrito. Si algunas de estas personas reiteran su interés por ayudar a estos niños, entonces es posible que seleccionemos algunos pequeños para que sean acogidos, pero sin que estas familias tengan derecho a ninguna reclamación en el caso de que aparezcan los padres.»

Respecto a la posibilidad apuntada en alguna manifestación pública sobre la conversión de los repatriados en mano de obra barata para el servicio doméstico, el embajador Pérez del Arco niega rotundamente tal eventualidad. «El plan previsto prevé que estos refugiados se conviertan en trabajadores autónomos y, a su debido tiempo, que puedan optar por la nacionalidad española.»

En este punto amplía lo siguiente: «Se trata, por supuesto, de que no interfieran en la competitividad laboral de la circunstancia española. Esto es: no permitiremos que, en un sólo caso, un español quede sin puesto de trabajo por haberlo ocupado un repatriado. La cuestión no es esta. La Dirección General de Empleo espera poder proporcionar empleo a estos primeros 250 repatriados en el transcurso de un mes o dos. En realidad, se pretende facilitar y potenciar su capacidad artesanal o de producción típica de sus países de origen, que no suponga ningún tipo de competencia con el mercado español.

A su entrada en España, los repatriados asiáticos serán instalados en albergues, proporcionados por la Dirección General de la Juventud, en El Escorial, Casa de Campo y Navacerrada, y quizá algún otro. «Aquí estarán aproximadamente un mes para su clasificación sanitaria, provisión de documentos, etcétera. Luego pasarán a centros de formación ofrecidos por el Ministerio de Trabajo, donde, más que una formación profesional, se les instruirá para su Inserción en la vida española.»

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