Giscard prepara la sustitución de su primer ministro

Tras un «discurso-testamento» que pronunció ayer en la ciudad de Vittel, al final de unas jornadas parlamentarias de los diputados giscardianos, el primer ministro francés, Raymond Barre, «se ha convencido de que sus días, o semanas, están contados», según consideran los observadores. Los resultados negativos de su política económica y la proximidad relativa de los comicios presidenciales de 1981 forzarían su sustitución a medio plazo.Han pasado tres años desde que, en septiembre de 1976, el señor Barre impusiera a los franceses su célebre plan económico de austeridad para superar la crisis. L...

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Tras un «discurso-testamento» que pronunció ayer en la ciudad de Vittel, al final de unas jornadas parlamentarias de los diputados giscardianos, el primer ministro francés, Raymond Barre, «se ha convencido de que sus días, o semanas, están contados», según consideran los observadores. Los resultados negativos de su política económica y la proximidad relativa de los comicios presidenciales de 1981 forzarían su sustitución a medio plazo.Han pasado tres años desde que, en septiembre de 1976, el señor Barre impusiera a los franceses su célebre plan económico de austeridad para superar la crisis. Los franceses entienden que las causas exteriores (crisis económica internacional) no justifican una política económica que, en definitiva, ha convertido en únicos «paganos» de la crisis a los más desfavorecidos.

Esto explicaría el ajuste de cuentas cruel al que fue sometido con motivo del tercer aniversario de su plan anticrisis. Y esta unanimidad de la opinión pública seguramente ha sensibilizado al presidente, Valéry Giscard d'Estaing.

Los rumores sobre la «dimisión» del primer ministro no son nuevos, pero su discurso de ayer fue interpretado por los observadores como una confirmación de que, sin tardar mucho, su puesto lo pueden ocupar Simone Veil (actual presidenta del Parlamento Europeo), Jacques Chaban Delmas (presidente de la Asamblea), Andre Giraud (ministro de Industria) o Robert Boulin (ministro de Trabajo), que son algunos de los nombres chismorreados en las esferas políticas parisienses como posibles jefes del Gobierno que se encargarla de poner en marcha el relanzamiento económico oportuno, cara a las elecciones presidenciales de 1981.

En el referido discurso, el señor Barre pronunció frases que se han valorado como un balance de su política y como una respuesta al presidente Giscard d'Estaing, que días antes había homenajeado su «honestidad» de manera tan equívoca que hizo pensar se trataba más bien de un epitafio.

Teniendo en cuenta que durante el próximo mes de noviembre será sometido al voto de la Asamblea el presupuesto de la nación, elaborado por el primer ministro, la baja de este último no se produciría antes de finales de año o, según otras hipótesis, sería en marzo cuando «el mejor economista de Francia» (según el presidente) retornaría a sus labores profesorales.

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