Francia paga caro su apoyo al Gobierno español

«Manifestaciones, movilizaciones, mítines, huelgas de hambre, encierros voluntarios, el aparato de propaganda de ETA hace alarde en las paredes del viejo San Sebastián. Los diez metros de un mural, a menudo escrito a mano, informan sobre una "acción de masas" lanzada por los guardias rojos locales contra la represión en Euskadi norte. Esta vez, el Gobierno fascista de Madrid está casi olvidado. Es ahora el de París el que aparece amenazado con los adjetivos habituales. Al turista se le advierte en la puerta misma de la taberna donde bebe su "chato" de blanco: "Francés, cuidado, tu Gobie...

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«Manifestaciones, movilizaciones, mítines, huelgas de hambre, encierros voluntarios, el aparato de propaganda de ETA hace alarde en las paredes del viejo San Sebastián. Los diez metros de un mural, a menudo escrito a mano, informan sobre una "acción de masas" lanzada por los guardias rojos locales contra la represión en Euskadi norte. Esta vez, el Gobierno fascista de Madrid está casi olvidado. Es ahora el de París el que aparece amenazado con los adjetivos habituales. Al turista se le advierte en la puerta misma de la taberna donde bebe su "chato" de blanco: "Francés, cuidado, tu Gobierno expulsa a los refugiados. Tu silencio equivale a la complicidad". Está escrito en lengua de oil (antigua lengua del norte de Francia), sin faltas de ortografía, y el cartel está ilustrado con una violenta silueta de un CRS llena de realismo. (...)El problema ha adquirido toda su actualidad cuando la Prefectura de Pau comenzó a alejar de los nueve departamentos fronterizos a aquellos miembros de los refugiados que parecían indeseables. Han sido denegados dieciocho permisos de residencia y otros cien están preparados. Muchos de aquellos que se sienten amenazados (alrededor de trescientos) viven desde entonces en la clandestinidad. Gracias a las informaciones de las policías francesa y española, las autoridades de la Prefectura están, sin duda, seguras de no actuar contra miembros reconocidos de ETA. Se sienten moralmente reforzadas en su postura por el referéndum sobre la autonomía de Euskadi, previsto para el 25 de octubre, y quitan toda justificación a la continuidad de la guerrilla. Pero una política que se funda sobre presunciones o sobre dossiers confidenciales ofrece, evidentemente, un terreno de combate ideal para los adversarios.

Hay aún otro elemento que complica una situación ya demasiado embrollada: desde el pasado año, varios dirigentes de ETA han sido víctimas de atentados en territorio francés. Durante largo tiempo los comandos asesinos parecía que se movían con una impunidad casi total. Cuatro personas han sido asesinadas, entre ellas, Argala, uno de los jefes de la organización clandestina, y gravemente heridas otras tres, entre las que se encontraban Peixioto, otro dirigente que se quedó ciego, y Txomín, que posteriormente reemprendió sus actividades. El último atentado ha provocado una reacción del Quai d'Orsay. En un comunicado del Ministerio se indicaba que "el Gobierno francés no tolerará que su territorio sea utilizado para tales operaciones".

Por primera vez se han realizado cuatro detenciones: cuatro individuos dirigidos, parece ser, por un español. Es probable que el mismo esquema haya sido utilizado en las operaciones precedentes. ¿De qué españoles se trata? Todo se reduce a suposiciones. Apreciamos solamente que ciertos medios madrileños se refieren a menudo, desde hace algún tiempo, a la manera como De Gaulle se sirvió de bandas paralelas para liquidar a la OAS.

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La agitación en favor de los refugiados ha traspasado la frontera: la forma en que ha sido reprimida contribuye al resurgir nacionalista que el periódico Embata, que se imprime en Bayona, se esfuerza en suscitar en las tres antiguas provincias vasco-francesas. En Bayona y en San Juan de Luz se habla también de Euskadi norte y Euskadi sur, y se ha hecho frecuente la protesta contra la «violencia en Euskadi».

El Gobierno español ha conseguido, al menos en parte, internacionalizar el problema vasco. Siempre ha afirmado que la lucha contra ETA debía interesar a las autoridades francesas, si querían evitar que el fenómeno se repitiera en su país. Pero el argumento contrario es igualmente aceptable desde el lado francés: una buena manera de prevenir los problemas sería precisamente no intervenir. Las medidas del pasado 30 de enero vinieron en un momento oportuno para Adolfo Suárez. En plena campaña electoral, el jefe del partido centrista tenía necesidad de reforzar su autoridad de cara a la guerrilla. ¿Bastarán estas medidas para mejorar las relaciones entre los dos países?

En los medios interesados de Madrid no se hacen ilusiones a este respecto.

, 27 de septiembre

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