Control de natalidad

Para descalificar la reciente declaración de los obispos españoles, que, entre otros temas, se refieren al control de la natalidad y al aborto, el sociólogo A. González Molina asegura que, desde la publicación de la «olvidada encíclica Humanae vitae», la jerarquía católica sigue aferrada a unos principios trasnochados: (EL PAÍS, 8-VIII.)Pocos días antes leía unas declaraciones del prestigioso historiador francés Pierre Chaunu, publicadas en La Libre Belgique, acerca de los ptoblemas demográficos europeos. El conocido profesor de la Sorbona, pionero de la historia cuantitativa y a...

Para descalificar la reciente declaración de los obispos españoles, que, entre otros temas, se refieren al control de la natalidad y al aborto, el sociólogo A. González Molina asegura que, desde la publicación de la «olvidada encíclica Humanae vitae», la jerarquía católica sigue aferrada a unos principios trasnochados: (EL PAÍS, 8-VIII.)Pocos días antes leía unas declaraciones del prestigioso historiador francés Pierre Chaunu, publicadas en La Libre Belgique, acerca de los ptoblemas demográficos europeos. El conocido profesor de la Sorbona, pionero de la historia cuantitativa y autor de una obra científica de considerable magnitud e influencia, afirmaba a propósito de la regulación de la natalidad: «Sobre este tema se ha publicado últimamente un libro magnífico. Se escribió en 1965 y su título es Amor y responsabilidad. Su autor es un tal Karol Wojtyla, más conocido como Juan Pablo II. No sabría recomendar bastante su lectura. Al mismo tiempo, como protestante, debo alabar la grandeza y la inteligencia del papa Pablo VI cuando publicó la encíclica Humanae vitae.»

Aunque, como protestante, no conciba la autoridad del Papa del mismo modo que los católicos, Chaunu califica a la encíclica como «el texto más inteligente publicado en la última década por una autoridad» sobre este tema. El juicio del profesor Chaunu, cuya autoridad científica en su campo es más reconocída que la del señor González Molina en la sociología, no supone que la Humanae vitae haya obtenido un respaldo entusiasta. ¿No será que muchos se aferran tenazmente al olvido de lo que no les conviene recordar?