Cartas al director

Oposiciones a agregados de INB

En el tribunal número cinco, cuyos ejercicios se celebraron en la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, nos presentamos alrededor de 160 opositores, de los que sólo pasaron el primer ejercicio 40 (disponían de 54 plazas aproximadamente). Razones, según algún miembro del tribunal: nivel muy bajo y muchas barbaridades en los ejercicios.Yo también fui suspendido, pero, seguro de la calidad de mi ejercicio y del más que aceptable nivel, pedí revisión de mi examen, solicitud atendida muy amablemente (todo hay que decirlo) por el presidente del tribunal. En un «diálogo de besugos» e...

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En el tribunal número cinco, cuyos ejercicios se celebraron en la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, nos presentamos alrededor de 160 opositores, de los que sólo pasaron el primer ejercicio 40 (disponían de 54 plazas aproximadamente). Razones, según algún miembro del tribunal: nivel muy bajo y muchas barbaridades en los ejercicios.Yo también fui suspendido, pero, seguro de la calidad de mi ejercicio y del más que aceptable nivel, pedí revisión de mi examen, solicitud atendida muy amablemente (todo hay que decirlo) por el presidente del tribunal. En un «diálogo de besugos» entre el presidente y yo, mi reclamación fue desestimada por las siguientes «sinrazones».

- Era muy «barroco» porque había muchas citas de autores y libros intercaladas en el examen, con lo que se perdía la línea fundamental del tema, Quedaba muy «erudito» y daba la impresión de que yo había leído mucho y no lo había asimilado. Del mismo modo, parecía que yo había pretendido demostrar al tribunal que «sabía demasiado», dentro del más puro estilo westerns spaghetti. Pedí ver el examen, para intentar rebatir estas afirmaciones, pero «eso» no era posible.

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- Según el tribunal, debía haberme limitado -en las dos horas que tenemos para escribir- a realizar un tema «sencillo», en el que se pudiese seguir el hilo y ¡poner al final! cuatro o cinco libros que se refirieran al tema.

- Los comentarios de textos (este año han sido tres) también eran «barrocos». No debía haber citado autores en ellos (?) y me había guiado por la intuición (el quiasmo, hipérbaton, encabalgamiento y demás figuras retóricas pertenecen desde hoy al ámbito de la «intuición»)

Las últimas palabras del presidente del tribunal fueron que yo no había dicho ninguna barbaridad, ni en el tema ni en los comentarios, pero que no podían aprobarme -por más que lo habían intentado- y que, como era joven, no me desanimara, pues podía presentarme más veces. Supongo, pues, que haciendo oposiciones podré recitar aquello de «juventud, divino tesoro, / te vas para no volver», si me siguen tocando tribunales como el de este año.

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