Tribuna:

Mundial para todos

Los políticos quieren dar satisfacción al mayor número posible de regiones españolas. Los hombres del fútbol opinan que no deben construirse campos para el Mundial si nunca más van a poder ver sus graderíos llenos. Quienes tienen la obligación de velar por un manejo estricto del dinero piensan que deben evitarse en lo posible los gastos superfluos.Hay diecinueve campos en las solicitudes para el Mundial. Hay tres que deben ser borrados del mapa. Uno, Santander, ya ha renunciado voluntariamente. Políticamente, para dar satisfacción a Málaga es necesario suprimir el Benito Villamarín y dejar en ...

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Los políticos quieren dar satisfacción al mayor número posible de regiones españolas. Los hombres del fútbol opinan que no deben construirse campos para el Mundial si nunca más van a poder ver sus graderíos llenos. Quienes tienen la obligación de velar por un manejo estricto del dinero piensan que deben evitarse en lo posible los gastos superfluos.Hay diecinueve campos en las solicitudes para el Mundial. Hay tres que deben ser borrados del mapa. Uno, Santander, ya ha renunciado voluntariamente. Políticamente, para dar satisfacción a Málaga es necesario suprimir el Benito Villamarín y dejar en Sevilla como única sede el Sánchez Pizjuán. Los gastos del campo bético podrían ser aplicados a La Rosaleda.

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Para complacer a Valladolid bastaría, en un principio, con eliminar el campo del Elche, puesto que el País Valenciano ya se quedaría cubierto con Alicante y Valencia. Con estos descartes habría dos campos madrileños, dos catalanes, dos valencianos, dos asturianos, dos gallegos, dos andaluces, dos vascos, un aragonés y un castellano-leonés. El reparto de la tarta, muy equitativo.

La designación de las sedes pasa por invertir dinero en poblaciones como Málaga, de alto índice de paro. Málaga sólo necesita un campo; los hoteles le sobran. Podría aplicarse una tercera solución: la dimanada de los informes de los expertos de obras públicas, telecomunicaciones y televisión, pero parece que la teoría política tiene más adeptos que ninguna.

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