Desconfianza argelina ante la visita de Poncet

El conflicto del Sahara occidental y el grave deterioro de las relaciones bilaterales, sobre todo en el plano político, constituyen el telón de fondo de la visita oficial a Argelia, de dos días, que inicia hoy el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-François Poncet. El contencioso argelino-francés se encuentra en un punto crítico, y no se esperan resultados sustanciales de esta visita.En la actualidad, las relaciones entre Argel y París se caracterizan por un clima de morosidad, consecutivo al malestar profundo causado en Argelia por lo que consideran posiciones contradictorias de Parí...

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El conflicto del Sahara occidental y el grave deterioro de las relaciones bilaterales, sobre todo en el plano político, constituyen el telón de fondo de la visita oficial a Argelia, de dos días, que inicia hoy el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-François Poncet. El contencioso argelino-francés se encuentra en un punto crítico, y no se esperan resultados sustanciales de esta visita.En la actualidad, las relaciones entre Argel y París se caracterizan por un clima de morosidad, consecutivo al malestar profundo causado en Argelia por lo que consideran posiciones contradictorias de París en torno a la crisis del Sahara, y un visible ánimo de perjudicar los intereses argelinos, en el ámbito de la nueva ley de inmigración gala.

Las relaciones con el poder «giscardiano» mejoraron notablemente en 1975, tras la visita oficial hecha a Argel por el actual presidente francés, pero posteriormente entraron en una fase de frialdad con motivo de la intervención militar francesa contra el Polisario, en el marco de la ayuda prestada a Mauritania.

Lo cierto es que ni el presidente Chadli Benjedid ni, con mayor razón, el coordinador del Frente de Liberación Nacional (FLN), Salah Yahiaui, o el primer ministro, Mohamed Abdelghani, se caracterizan por tener una confianza excesiva en los propósitos y fines de la actual política francesa en el continente africano, mientras la prensa oficial de este país critica regularmente a Francia por su papel de «gendarme» en Africa y el apoyo que presta a Marruecos en el conflicto del Sahara.

Las dos partes desean evitar un mayor deterioro de sus relaciones bajo la presión de razonamientos de carácter pragmático. Los industriales franceses se quejan de la reducción del nivel de contratos firmados con empresas estatales argelinas, en detrimento de sus competidores alemanes, españoles, belgas e italianos.

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