Elecciones Europeas

La Comunidad Europea votó centro-derecha

Los europeos votaron centro derecha, en su gran mayoría, en las primeras elecciones directas para nombrar a los 410 miembros del Parlamento Europeo, a pesar que el grupo socialista será el primero en número de escaños (111). Los resultados, aún no oficiales por falta de datos completos en el escrutinio irlandés dan, por grupos de familias políticas, 233 escaños al centro-derecha (democristianos, 107; liberales, 40; conservadores, 63 y gaullistas, 23) contra 155 escaños a la izquierda (socialistas, 111 y comunistas, 44). Los veintidós puestos restantes van repartidos entre pequeños grupos polít...

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Los europeos votaron centro derecha, en su gran mayoría, en las primeras elecciones directas para nombrar a los 410 miembros del Parlamento Europeo, a pesar que el grupo socialista será el primero en número de escaños (111). Los resultados, aún no oficiales por falta de datos completos en el escrutinio irlandés dan, por grupos de familias políticas, 233 escaños al centro-derecha (democristianos, 107; liberales, 40; conservadores, 63 y gaullistas, 23) contra 155 escaños a la izquierda (socialistas, 111 y comunistas, 44). Los veintidós puestos restantes van repartidos entre pequeños grupos políticos, entre los que destacan seis escaños para los adversarios daneses al Mercado Común, cuatro escaños para los neofascistas italianos y tres escaños para los regionalistas belgas. Cuatro de cada seis electores votaron en las elecciones a Parlamento de Estrasburgo. Informa desde Bruselas Ramón Vilaró.

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El nivel de participación superó el 60%, unos 120 millones de electores entre los 180 llamados a las urnas con oscilaciones entre un máximo de participación en Italia (85,9%) y un mínimo en Gran Bretaña (30%). Los «seis» Estados fundadores de las Comunidades Europeas, en 1958 (R. F. de Alemania, Francia. Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) se mostraron más «europeístas», por su grado de participación, que los «tres» últimos países llegados al Mercado Común, en 1973 (Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca).Los observadores califican de «positivo», para una elección sin precedentes en la historia, el promedio de participación.

La proporción política del Parlamento Europeo corresponde, en realidad, a la «radiografía» de fuerzas políticas en cada uno de los nueve Estados miembros de las Comunidades Europeas, donde en las últimas consultas electorales nacionales se han registrado avances hacia los partidos de centro-derecha: los conservadores en Gran Bretaña, los democristianos en las legislativas del pasado domingo en Luxemburgo (con salida del Gobierno de la anterior coalición liberal-socialista que dirigía Gaston Thorn), los democristianos en Bélgica (donde su líder Leo Tindemans superó el millón de votos preferentes), los democristianos en la RF de Alemania y Holanda.

Los candidatos

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Un Parlamento de «centro-derecha» elegirá un presidente del mismo tono en su primera sesión oficial, el 17 de julio, en Estrasburgo. Los liberales anuncian un «compromiso» para un candidato de su grupo. Se citan los nombres de la francesa Simone Veil, gran triunfadora de las «euroelecciones» en Francia, encabezando la hasta de los giscardianos y el liberal luxemburgués, Gaston Thorn, perdedor de las legislativas en su país.

Entre los líderes más populares de estas primeras elecciones supranacionales europeas destacan los nombres del alemán Willy Brandt, los franceses Simone Veil, Jaeques Chirac, François Mitterrand, Georges Marchais, los italianos Enrico Berlinguer, Bettino Craxi, Benigno Zaccagnini, el belga Leo Tindemans y los luxemburgueses, Gaston Thorn y Pierre Werner. Otros elegidos con cierta popularidad europea son el neofascista Giorgo Almirante, el escritor Leonardo Sciascia y el disidente checoslovaco Jiri Pelikan, elegido en las listas del Partido Socialista italiano.

La presencia de personalidades políticas de primer plano deberá contribuir a un debate más polémico, y se espera más eficaz, en la futura asamblea europea, cuya misión es controlar la gestión democrática de los tratados. Concretar el nivel de poderes del futuro Parlamento será uno de los primeros temas conflictivos entre los parlamentarios. Sobre todo porque, a pesar de las afinidades de intereses entre grandes familias, no hay opiniones homogéneas en ningún grupo. Ni el centro-derecha, donde existen fracciones progresistas democristianas con ideas análogas a los partidos socialdemócratas, ni entre el grupo de izquierda donde hay un abismo entre los planteamientos de los socialistas o socialdemócratas, con los comunistas. Otras discrepancias importantes saldrán a relucir cuando se debatan posibles atribuciones de mayores poderes al Parlamento.

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