La ONU analiza los efectos nocivos de la estandarización turística

En un informe sobre Turismo y medio ambiente, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se hacen una serie de consideraciones en el que invariablemente aparecen mencionadas España, Italia y el sur de Francia: «Los habitantes de los sitios históricos y antiguas aldeas ven a menudo con pesar cómo sus angostas calles se ven ahogadas con el tráfico turístico y sus pintorescas plazas y mercados se convierten en estacionamiento de autos para los visitantes. Se considera que las costas mediterráneas de España, Italia y el sur de Francia han perdido su encanto natura...

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En un informe sobre Turismo y medio ambiente, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se hacen una serie de consideraciones en el que invariablemente aparecen mencionadas España, Italia y el sur de Francia: «Los habitantes de los sitios históricos y antiguas aldeas ven a menudo con pesar cómo sus angostas calles se ven ahogadas con el tráfico turístico y sus pintorescas plazas y mercados se convierten en estacionamiento de autos para los visitantes. Se considera que las costas mediterráneas de España, Italia y el sur de Francia han perdido su encanto natural y sus características propias por el desarrollo masivo y estandarizado del turismo.»

«En muchos países la construcción de carreteras que bordean los acantilados ha llevado a la urbanización de costas muy hermosas. En Irlanda, Gran Bretaña, Dinamarca y Holanda la presión de los turistas nacionales se ha traducido en la. erosión de dunas y grandes pérdidas de la vegetación costera. En mayor peligro quizás estén los frágiles ecosistemas de algunas de las islas del Caribe, el Pacífico y el océano Indico.»La apreciación y constatación de estos conocidos fenómenos en un informe de carácter técnico, constituye más que nada un llamamiento de alerta a los grandes países receptores del turismo regional y mundial. Las cifras crecientes del turismo internacional amenazan potencialmente con males mayores a los países que por sus condiciones naturales han desarrollado el turismo, sin tener en cuenta de que se trata de una industria, y que, como tal, necesita de elementos de planificación.

Cada país -sostiene el informe del PNUMA- debe establecer sus propios objetivos, evaluar sus recursos y adaptar su estrategia de desarrollo del turismo para cumplir sus objetivos. En otras palabras, se da a entender que a pesar de los efectos económicos visibles e inmediatos que producen las avalanchas turísticas de cada año, no todo lo que brilla es oro en este sector de la actividad económica nacional.

Según cifras de la Organización Internacional de Turismo, el turismo internacional ha crecido de 140 millones de llegadas en 1967 a 243 millones en 1977; es decir, en un 75 % aproximadamente en diez años, estimándose que seguirá creciendo en los próximos años a un ritmo acelerado del 4 % anual.

Según la misma fuente, los ingresos por concepto de turismo internacional subieron de 18.200 millones de dólares en 1970 a 38.800 millones de dólares en 1975; es decir, poco más del doble en un período de cinco años. En 1977 ascendieron a 54.500 millones de dólares, lo que equivale al 5% del comercio internacional. Cabe señalar que la mayor parte del turismo se concentra en Europa y América y que alrededor del 80% es interregional.

También se señala que los países en desarrollo recientemente han logrado una mayor participación en el turismo internacional, con alrededor del 12,6%.

En lo concerniente al turismo internacional, se considera que varía mucho de un país a otro, y en escala mundial se estima que cuadruplica el número de llegadas de turistas internacionales.

El informe del PNUMA señala que se ha podido comprobar, de modo fehaciente, que el turismo masivo, no planificado, provoca un gran cambio en el medio ambiente, a menudo irreversible, por el apuro en construir servicios para los turistas, justamente en los sitios más atrayentes, por el auge de la especulación por comprar tierras y construir, y por grandes destrucciones de la ecología local, debidas al desarrollo de infraestructuras y servicios turísticos.

Al respecto, se habla de casos en que el proceso turístico se autodestruye: «Innumerables hoteles de gran altura, caminos y otros servicios dispuestos especialmente para los turistas, arruinan las bellezas de la costa marítima, perturban la tranquilidad, que quizá fue uno de los factores de atracción, y despojan las posibilidades de la recepción del sol o la visión de las montañas. En tales casos -dice el informe- el desarrollo turístico puede ser autodestructor, ya que acaba con la misma calidad del paisaje que lo atrae en primer lugar.»

Los expertos de PNUMA son categóricos: «Donde se ha producido un daño ambiental por causa del desarrollo del turismo, ello se ha debido a menudo a la falta de planificación de los proyectos individuales de turismo y al crecimiento general de la industria. En algunos casos el aumento del número de turistas ha sido muy superior al del desarrolle de la infraestructura y otras instalaciones, o ha escedido el nivel socialmente aceptable en relación con el terreno disponible o la población local.»

Se concluye que, a la postre, el perjuicio es contraproducente para la propia industria, las autoridades a veces se han inclina lo, cediendo a la presión comercial, o quizá por su inexperiencia en materia de planificación, a tener una «visión de corto plazo o miope» de la situación, con el resultado de que una generación posterior o un segmento particular de la sociedad para un precio indebido en función del daño ambiental que sufre.

Para el PNUMA, el principio básico del equilibrio del turismo y el medio ambiente es que el tipo y escala de desarrollo del turismo y la actividad turística se desarrollen con la capacidad de sustentación de los recursos turísticos.

Pero el mismo principio es valedero para el sistema social y los recursos físicos y culturales que pueden constituir la atracción básica para el turista, señalándose que el sistema social; es decir, la población y su fuerza de trabajo, pueden absorber y atender a cierto número de turistas antes que empiecen a aparecer tensiones.

Los recursos físicos, como las playas, las canchas de esquiar o las reservas de animales de África, pueden soportar cierta cantidad de actividad turística, pero muestran señales de deterioro si se excede este nivel.

Las afirmaciones en este sentido son categóricas: «La evaluación de la capacidad de sustentación y el equilibrio entre los niveles de desarrollo turístico con esa capacidad son, por tanto, medios cruciales para evitar el c año al medio ambiente, protegera a los recursos y velar por la continuación misma del turismo sobre una base de rendimiento sostenido.»

Para los expertos del PNUMA, el turismo ya no es un problema marginal. Ha llegado a ser una parte principal del desarrollo económico, social y físico del mundo, y en consecuencia, sus repercusiones sobre el medio ambiente físico y sociocultural adquieren importancia generalizada y en aumento.

Teniendo en cuenta estos elementos, el PNUMA aboga por que la iniciativa primordial esté en manos de los gobiernos, por su mejor posición para apreciar las necesidades, los intereses y los recursos de cada país, y velar porque el turismo guarde equilibrio con ellos».

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