Comienza la retirada de Israel del Sinaí

La bandera israelí descendió suavemente del mástil a las 11.20 de ayer (hora local). Inmediatamente después fue izada la bandera egipcia. Se interpretaron los himnos nacionales. Dos breves alocuciones. A las 11.30 El Arish, en el Sinaí, pasaba a ser una ciudad egipcia tras doce años de ocupación israelí. Los cascos rojos (policía militar egipcia) apenas pudieron contener a la multitud que quería romper las barreras de protección. Los cascos blancos (policía militar israelí) contemplaban impasibles el espectáculo, lo que estaba sucediendo en El Arish no era de su incumbencia ni responsabilidad....

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La bandera israelí descendió suavemente del mástil a las 11.20 de ayer (hora local). Inmediatamente después fue izada la bandera egipcia. Se interpretaron los himnos nacionales. Dos breves alocuciones. A las 11.30 El Arish, en el Sinaí, pasaba a ser una ciudad egipcia tras doce años de ocupación israelí. Los cascos rojos (policía militar egipcia) apenas pudieron contener a la multitud que quería romper las barreras de protección. Los cascos blancos (policía militar israelí) contemplaban impasibles el espectáculo, lo que estaba sucediendo en El Arish no era de su incumbencia ni responsabilidad. Los habitantes de El Arish aplaudían y gritaban esióganes a la gloria de Sadat: «Gracias, Sadat», «Te queremos, Sadat», y también se escuchó un grito: «Abajo la ocupación israelí».

A nuestro lado, un sargento israelí que ha servido en la región de El Arish durante tres años murmuró entre dientes: «Hasta ayer esta gente se decía nuestros amigos, hoy nos miran llenos de ira.» Traduzco las palabras a un periodista egipcio, que estalla en alta voz: «¿Cómo se puede hablar de amistad entre ocupante y ocupado? Su sargento confunde sin duda la servidumbre con la amistad.»Hemos hablado con algunos habitantes, con jóvenes que trabajan en Israel y que se oponen al cierre de fronteras decidido por las autoridades egipcias. «Eso nos privaría de ganarnos el pan en territorio israelí y nos separaría de nuestros amigos de Israel», nos dice Mustafá Hassan, de veintidós años, enfermero. Hizo sus estudios de enfermero en Israel y trabaja desde hace dos años en un hospital israelí. Mustafá espera, como esperan 5.000 egipcios de El Arish empleados en Israel donde los salarios son más altos que en Egipto, que el cierre de fronteras sea provisional.

«Mi trabajo y mis amigos los tengo en el hospital de Ramleh. En un pueblo cercano a Ramleh está también mi novia israelí», dice Mustafá, que habla hebreo como un sabra (judío israelí). ¿Tienes novia judía? le preguntamos. «No es judía, sino israelí. Leylah, es una árabe palestina nacida en el Estado judío y con nacionalidad israelí. Es institutriz.» La mirada de Mustafá es sombría cuando dice: «Sólo Alá sabe cuando volveremos a vernos.» Alá, y probablemente también, Sadat y Begin.

Razón psicológica

Mientras tanto, las autoridades egipcias están deseosas dé ver partir a los israelíes lo más rápidamente posible. Todos los israelíes, incluidos los periodistas, fueron instados ayer a abandonar El Arish antes de las doce.¿Por qué esta prisa por desembarazarse de las gentes con quienes acaban de firmar la paz? Mi colega egipcio interviene al darse cuenta de mi desconfianza. «No lo tomes a mal. No hay nada personal. Conquistasteis El Arish en el 67 y habéis prolongado vuestra permanencia doce años. Hoy los habitantes de aquí beben para olvidar y esto quizá dure semanas. Entre tanto no les gustaría ver a ningún israelí, pues pensarían que la ocupación no ha terminado. ¿Comprendes?»

Probablemente también por esta razón de orden psicológico el presidente Sadat decidió en el último momento desplazar la sede de las coinversaciones egipcio- israelíes de El Arish a Alejandría.

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Las conversaciones sobre la autonomía de Cisjordania y Gaza se inauguraron precisamente ayer en Beersheba. La próxima reunión debería tener lugar en El Arish, pero se celebrará en Alejandría. Así pues, las negociaciones tendrán lugar alternativamente en Beersheba y Alejandría. «Los egipcios de esta última ciudad no han sido nunca ocupados y por ello no tienen complejo respecto a Israel. No han recibido de los israelíes ni favores ni humillaciones. Pueden ser, sinceramente, amistosos y acogedores» -dice el periodista egipcio- «La amistad, como la negociación pacífica, sólo es posible entre iguales. »

Pero el camino de la paz sigue su curso o al menos eso desea el presidente Sadat, que acaba de invitar a todos los países árabes a asistir a las negociaciones con Israel. ¿Esfuerzo inútil? Muy probable.

El Arish ya es egipcio de nuevo. La única violencia la protagonizaron los colonos israelíes de la zona devuelta. Para reducirlos actuó con sus hombres el general Shomron, el hombre que colocó a sus comandos en Entebe, en una de las acciones antiterroristas más espectaculares.

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